El Gobierno desoye a las autonomías y da luz verde a las reválidas de ESO y bachillerato

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MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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El consejo de ministros ha aprobado este viernes el decreto para la implantación, a partir del próximo curso 2016-2017, de las pruebas de evaluación, las conocidas como reválidas, de final de ESO y bachillerato, previstas en la ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE). Eso a pesar de que la mayoría de las comunidades autónomas, contrarias a la ley, han estado reclamando insistentemente en los últimos meses que estos exámenes no tiraran adelante. De hecho, hasta el Congreso de los Diputados inició los trámites el pasado abril para exigir al Gobierno que paralizara esta polémica reforma, impulsada por el anterior ministro de Educación, José Ignacio Wert, pero la disolución de las Cortes ha impedido que el veto definitvo llegara a formalizarse.

Haciendo oídos sordos a estas demandas, el Ministerio de Educación sigue adelante con el despliegue de la norma y alega que, tal y como contempla la LOMCE, hay que "garantizar la seguridad jurídica y la igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional de los estudiantes que a partir del curso que viene se examinen de los nuevos currículos establecidos en la LOMCE, tanto para la obtención del título de bachillerato como para el acceso a la universidad".

Con todo el decreto que ahora se aprueba no es, ni mucho menos, el texto inicialmente presentado por Wert, que había previsto unos exámenes de Estado, centralizados y con preguntas tipo test para todo el mundo. Presionado por las autonomías, su sustituto al frente de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, aceptó en agosto del 2015 posponer la aprobación de las reválidas tal y como estaban previstas y tratar de consensuarlas.

Finalmente, las comunidades autónomas participarán en la elaboración de las pruebas y, además de organizarlas y decidir las fechas, podrán confeccionar las preguntas del examen, siempre según el temario fijado por el Gobierno central. 

PARECIDA A LA SELECTIVIDAD

Los alumnos de ESO harán, en total, siete exámenes: cuatro de las asignaturas troncales, dos de las materias de opción del bloque de troncales, y una de la materia específica. Para los de bachillerato, la prueba será muy similar a la selectividad, según acordó el ministerio con la Conferencia de Rectores Universitarios de España (CRUE).

Hasta el momento, la Generalitat se mantiene en su intención de que en Catalunya se sigan realizando las mismas pruebas que hasta ahora, según han repetido las 'consellerias' de Ensenyament y de Empresa i Coneixement. En todo caso, en la convocatoria del 2017 (que se hará previsiblemente en junio) ninguna de estas dos pruebas tendrá todavía efectos académicos. Será a partir del 2018, cuando los estudiantes estén obligados a aprobarlas para poder obtener el título de ESO o de bachillerato.