Primer encuentro tras la investidura de la alcaldesa

Gala Pin, al otro lado de la barrera

La otrora activista inicia en plena calle su rol político ante el vecindario

VÍCTOR VARGAS LLAMAS
BARCELONA

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Fue cualquier cosa menos casualidad que el primer acto público de la nueva regidora de Ciutat Vella, Gala Pin, tras la constitución de los plenos de distritos fuera un encuentro vecinal, al aire libre, en la rambla de Santa Mònica, el escenario en el que ella misma se desenvolvió como activista de referencia del movimiento de base. Justo así quiso iniciar su periplo, al otro lado de la barrera y escuchar ella ahora las inquietudes.

Si a alguien pudieron resultar  novedosas las quejas vecinales, sería a algunos turistas despistados que antes del acto se sentaban en el centenar de sillas dispuestas ante el escenario. No tardaban en marchar al pensar que la cosa no era para ellos. Andaban errados, pues el modelo turístico y toda la controversia que acarrea acaparó buena puerta de la asamblea. Como lo que expuso Arantxa Fernández, de la calle de Carders, que se lamentaba del «tremendo ruido nocturno» que soportan en Ciutat Vella, ante la impasibilidad de los negocios pese a los intentos de los vecinos por entablar diálogo. Pin anunció el «reto» del consistorio de reformar el plan de usos y negociar con los empresarios para mejorar las condiciones de vida y «repoblar el barrio de vecinos», no de huéspedes.

Pin corroboró que buena parte de esos problemas derivan de un efecto llamada que desquicia a habitantes como Miguel Cruz, de la calle de Groc. Cruz reclamó distintivos de los apartamentos turísticos legales «para poder denunciar a los ilegales», así como detectores de ruido para establecer posibles subidas de tasas a los negocios que superen límites tolerables. Pin sostuvo que la estrategia municipal apunta por esos derroteros. E invitó a los vecinos a colaborar en un mapa del distrito que se elaborará en septiembre para estar «alerta» ante operaciones inmobiliarias especulativas. Más retos que afrontar desde el otro lado de la barrera: un censo real de los vehículos eléctricos «que avasallan al peatón» y la necesidad de controlar la incidencia de transformadores eléctricos que afectan a la salud de la comunidad en la Barceloneta.