DÉCIMO ANIVERSARIO DE UNA LEGISLACIÓN HISTÓRICA

Gais y lesbianas reclaman actualizar el modelo familiar

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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Este país tiene cosas maravillosas. Hace un par de meses, decenas de familias formadas por parejas del mismo sexo visitaban el Parlament en el décimo aniversario de la aprobación de la ley que les permite adoptar. Les recibía la presidenta de la cámara, Núria de Gispert, que aquel 25 de marzo del 2005 votó en contra del reglamento, impulsado por el 'tripartit'Muchos se acordaban de aquel detalle, ese poso ideológico que sabía a dulce victoria pero que nadie espolvoreó. Una década después de aquel histórico logro, este colectivo copa cerca del 8% del total de adopciones de niños en Catalunya. Pero lo más importante: alertan de que siguen existiendo tabús, miradas, y un sistema educativo que no cuenta con el modelo de familia homoparental.

Katy Pallàs es la presidenta de la Asociación de Familias Lesbianas y Gais y celebra que el tiempo haya demostrado que estaban "en el lado correcto de la historia". La experiencia de estos hombres y mujeres que un buen día iniciaron la senda de la adopción exhibe una doble batalla, una doble cicatriz: la de la homofobia y la del rígido modelo familiar en un país con apenas 40 años de democracia. ¿Un niño con dos padres o dos madres? Eso era inconcebible no hace demasiado, como también lo era que dos hombres se besaran por la calle, y todavía hoy, reza Pallàs, "genera cierto recelo, sobre todo en ámbitos sociales y políticos cercanos a la Iglesia". La ley permitió tanto adoptar al hijo del otro miembro de la pareja (los dos casos que se explican a la derecha) como entrar en la rueda de adopciones al uso.

Largo camino

La vía internacional la tienen prácticamente vetada en la mayoría de países, algo que desde Catalunya se puede lamentar pero no evitar, así que se acogen a la nacional. Entran una solicitud, como el resto de parejas heteros, porque aquí, señala Núria Canal, directora general del Institut Català de l'Adopció i l'Acolliment (ICAA), "no se hace distinción" ya que lo que se busca "es la mejor familia para el niño", sin valorar la inclinación sexual de los postulantes.

Desde abril del 2005, 353 parejas homosexuales (270 formadas por hombres y 83, por mujeres) han solicitado adoptar a un menor, pero solo 78 han conseguido llegar al final del camino. Esto no significa que 275 hayan quedado apeadas del proceso, ya que no llega al 3,5% el porcentaje de peticiones que no aprueban el informe de idoneidad. Están en lista de espera, la dura agonía de todos los que quieren ser los padres de un menor desdichado.

Canal tiene muy interiorizado que su trabajo es encontrar la mejor familia para cada niño que se encuentra en situación de desamparo. A día de hoy, si la pareja solicita un niño sin ningún tipo de necesidad especial, la espera puede ser de al menos siete años. El tiempo se rebaja sustancialmente si se opta a un menor con algún tipo de discapacidad, un grupo de hermanos o un niño mayor de siete años. El número de adopciones nacionales ha bajado mucho en los últimos años, lo cual no es una mala noticia. Cuenta Canal que eso significa que hay menos niños en situación de vulnerabilidad. Eso sí, más parejas en espera.

Pero al margen de estadísticas y derechos, queda por recorrer un largo camino social: el de la aceptación y la normalidad. Para ello, Pallàs, que además es profesora, reclama a la Administración "formación continua de manera que los educadores superen esta carencia de conocimientos en materia de modelo familiar". "Si no sienten el apoyo del colegio y la aprobación de que su familia es tan válida como la de cualquier otro, puede que los niños se cierren en banda, porque notarán que la sociedad no va en la misma dirección que ellos". Lamenta que en estos 10 años haya sido "imposible entrar en las escuelas", y que lo único que exista sea un curso didáctico con alumnos de Magisterio.