Gaby Navarro: «El coleccionismo es una gran carrera de fondo»

Ha construido una de las mayores colecciones del mundo de personajes de La guerra de las galaxias, que vio a los 4 años.

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CARME ESCALES

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En la butaca de un cine de reestreno, en Benidorm, empieza la historia de una de las mayores colecciones de figuras, trajes, armaduras, novelas, cómics y juegos de La guerra de las galaxias. Gaby Navarro (Elda, Alicante, 1974) tenía 4 años cuando, en aquel pase fue abducido por el universo del director de cine californiano George Lucas. Al día siguiente le compraron la primera de las 20.000 piezas que ha juntado en 35 años y que pueden verse -hasta marzo próximo- en el alicantino castillo de Santa Bárbara.

-¿Qué pasó en aquel cine en Benidorm?

-Dicen mis padres que fueron las dos horas más tranquilas de mi vida. Cuando sentí pasar por encima de mi cabeza aquella nave gigantesca, me impresionó mucho. La estética de la película, la acción, los trajes, la princesa intentando escapar, todo ello me impactó tanto que a partir de entonces no me perdí ninguna de las películas. En aquella época, para un niño, aquel espectáculo era increíble. Toda una generación nos quedamos pillados con La guerra de las galaxias.

-¿Cuál fue la primera figura que tuvo?

-Fue un stormtrooper, un soldado blanco. Me lo compraron en una juguetería de Benidorm la mañana después de ver la película.

-¿Lo guarda todavía?

-¡Qué va! A saber dónde andará. Con él jugaba en la playa, recreaba el desierto en la arena con las figuras. No me las compraba para coleccionar, sino que jugaba con ellas y hasta el día de hoy, todavía saco de la caja mis nuevas adquisiciones, les coloco las pistolas y juego con ellas. Solo en algún caso las guardo con la caja original si son presentaciones exclusivas, por ejemplo.

-¿Cómo ha ido recopilando objetos?

-Las primeras figuras, de 10 centímetros, las compraba en una juguetería de Elda. Cada dos o tres semanas, con la paga semanal que me daba mi abuelo paterno, Gabriel, me compraba una. Él se extrañaba que me gastara 300 pesetas en aquellos monstruos. Pero yo estaba loco por ellos.

-¿Ha viajado para adquirir piezas?

-Sí. He ido a Estados Unidos -Orlando, Indianápolis y Los Ángeles-, París, Essen (Alemania) y Londres. Pero a Barcelona es donde más he ido; es la meca. Los 500 kilómetros desde Elda los he hecho un montón de veces para visitar las tiendas de Alien, Cosmic o Norma. Mi colección prácticamente se forjó allí. Claro que también he comprado por internet. Somos como auténticos anticuarios. Internet se ha cargado la magia del coleccionismo pero, a su vez, lo facilita mucho. Aunque el mérito de mi colección han sido los buenos contactos.

-Y una perseverancia de 35 años.

-El coleccionismo es una gran carrera de fondo. Quien intenta conseguirlo todo de golpe se desespera y le pueden cobrar cifras desorbitadas. En este mundo todo vale lo que uno quiera pagar. Hay que comparar mucho y hablar con coleccionistas.

-¿Hay agrupaciones de coleccionistas?

-Sí, en el club mundial somos aproximadamente 15.000 personas y, en España, unas 120. Yo pertenezco a la legión 501, que tiene a George Lucas como miembro honorífico. Vamos al Salón del Cómic, o a ferias que visitan también los actores. Vestimos con los trajes de La guerra de las galaxias y si recibimos dinero, lo donamos a Cáritas o a fundaciones de ayuda a niños desfavorecidos.

-La exposición en el castillo de Santa Bárbara muestra la colección privada más completa de Europa, nunca antes exhibida. ¿Qué objetos se pueden ver en ella?

-Repartidos en cuatro espacios del castillo, hay trajes a escala real, cascos, armas, dioramas a tamaño natural de las escenas más conocidas y todas las figuras oficiales y no oficiales desde 1977 hasta hoy. También hay rarezas, objetos curiosos como imitaciones o piezas únicas en el mundo.