«Había que hacer algo a la altura de nuestro amor»

Decenas de personas fueron testigos en un cine de Cornellà de la historia de amor de película entre Gabriela Raimondi y Gemma Bernard

GEMMA TRAMULLAS / BARCELONA

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Pocas veces una pedida de mano tuvo tantos testigos. En pocos días, casi 25.000 personas han visto un vídeo de Youtube que muestra cómo el público que llena una de las 28 salas de los cines Full de Cornellà asiste entre atónito y emocionado a la proyección de un tráiler casero en el que la argentina Gabriela Raimondi, de 37 años, le pide matrimonio a la catalana Gemma Bernard, de 30. Esta es la historia de un amor de película.

–¿Cuánto les han pagado los cines Full por esta campaña de márketing viral?

–[Cara de asombro].

–¡Es broma, chicas!

–Gabriela: ¡Aaah! Pues a lo mejor deberíamos empezar a cobrar para pagar la boda [Ríe].

–Han puesto el listón muy alto. Si la pedida de mano es en un cine, ¿dónde se supone que será la boda? ¿En la cima del Everest?

–Gemma: [Ríe] Ya teníamos planeado casarnos en una masía de Matadepera, que es donde vivimos, pero yo soy muy romántica y quería que ella me propusiera matrimonio.

–Gabriela: Había que hacer algo que Gemma no se esperara y que estuviera a la altura de nuestro amor y de lo que siento por ella.

–¿Cómo tuvo una idea tan peliculera? 

–Gabriela: Había visto vídeos de pedidas en cines, pero entre un hombre y una mujer. No sabía cómo reaccionaría el público, pero preparé un guion con unas imágenes y escribí a 15 cines. Los Full se entusiasmaron y decidí hacerlo allí. Creo que es la primera vez que dos mujeres se prometen en un cine.

–Gemma: A mí me dijo que le habían tocado cuatro entradas para ir a ver Ocho apellidos catalanes con mis padres. Cuando la gente de la sala vio las imágenes y se dio cuenta de que estábamos allí empezaron a aplaudir. Yo sudaba, lloraba, temblaba... 

–El vídeo está teniendo mucho éxito.

–Gemma: En parte creo que es porque somos dos mujeres y también porque se ve que es un amor de verdad. La historia llega, el sentimiento se contagia.

–¿Ustedes son la prueba de que los amores de película existen?

–Gabriela: Exacto. Siempre me faltó algo en la vida, no me sentía completa. He visto Los puentes de Madison ochocientas veces y nuestra película favorita es El diario de Noa. «¿Cómo puede ser que en el cine se cuenten tantas historias de amor lindas y en la vida real no existan?», me preguntaba. Y no hablo de grandes cosas, sino de caminar y reír juntas, de esa sensación de ser un equipo.

–Hablando de equipos, a ustedes les une el hockey sobre hierba.

–Gabriela: Gemma jugó en la selección española y hace unos años fichó por el club Lomas de Buenos Aires, donde yo también jugaba, pero en una categoría inferior. 

–Gemma: Durante el tiempo que viví en Argentina nos cruzamos sin llegar a coincidir. Pero teníamos muchas amigas en común que decían que éramos tal para cual.

–¿Cómo se produjo el flechazo?

–Gemma: Yo vivía en Matadepera, tenía una vida amorosa patética y deseaba un amor de verdad. Una amiga común me contó que para atraer lo que deseas tienes que escribirlo en un papel y leerlo cada noche en voz alta. Escribí que quería un amor verdadero y lo puse bajo la almohada. 

–Gabriela: ¿Y quién le había dado aquel consejo a esa amiga? ¡Yo!

–¿Eso es la ley de la atracción, no? Los pensamientos pueden hacerse realidad.

–Gemma: Al cabo de una semana, el 2 de noviembre de 2014, le mandé un wasap a Gabi. Hacía tiempo que tenía su teléfono pero nunca la había llamado.

–Gabriela: Era un domingo y en Buenos Aires eran las diez de la mañana. Inmediatamente sentimos una complicidad total y no paramos de hablar hasta la noche. Ocho meses después lo dejé todo, mi piso, mi perro, mis amigos, y me vine para acá. Y lo volvería a hacer las veces que haga falta.