Sorteando la mala racha
El segundo premio de la lotería alivia a los agraciados de L'Hospitalet y Gavà, en barrios castigados por la crisis
VÍCTOR VARGAS LLAMAS / L'HOSPITALET / GAVÀ
Catorce años ha tardado la suerte en permitir que Manuel Guirao pueda al fin descorchar la botella de Muriel, el vino que compró para brindar el día en el que diera "un gran premio de la Lotería de Navidad". Hoy el azar se ha encaprichado del 92.845 y ha puesto fin al reposo añejo de la botella de Rioja que adquirió el mismo día en que inaugurba la administración número 36 de L'Hospitalet de Llobregat.
Si se decide a compartir la botella con agraciados y clientes en general, apenas sí dará para un sorbo testimonial. Entre 30 y 35 series ha repartido este lotero en los aledaños de la rambla de Just Oliveres, donde tiene su establecimiento.
Hasta allí se han dejado caer Antonia Uceda e Isabel Parra en representacIón de las cinco amigas que han sido agraciadas con el segundo premio del Gordo. "Estamos las cinco pasando una mala racha, cada una a su manera, y pensamos que teníamos que comporar lotería para ver si poníamos fin a la mala suerte", explica Parra con incontenible alegría.
La alegría también se detecta incluso entre los que no han acariciado la suerte, vecinos que felicitan a Guirao y a su esposa, Antonia Díaz, por haber traído la suerte al barrio cuando pasan ante la administración.
EN RACHA
En el barrio de Diagonal de Gavà también le deben de estar muy agradecidos, puesto que fue ella la que llevó el 92.485 al bar Tresols para que Santiago Noguera entre una veintena de opciones para que eligiera el número para sus clientes. "Siempre elige uno que acabe en 5", dice Díaz, que inició la tradición llevándole décimos a la suegra de Noguera, que ténía una frutería.
En el bar Tresols el cava y la cerveza se han derramado sin mesura para degustar que la fortuna se haya fijado en ellos. "Sonará a tópico, pero esto está muy repartido, y mucho mejor así, que hay mucha necesidad en el barrio", dice Noguera. "¡Eh, tío! ¡Qué bueno!", le interrumpe un cliente que se funde en un abrazo con el dueño del bar.
VOLVER A EMPEZAR
"¡Este granuja está en racha!, acusan varios agraciados a la vez, mientras señalan a Fernando Tenorio. "Lo dicen porque el año pasado ya me tocó la cesta de Navidad que sorteaban en este bar. ¡Y ahora el segundo premio!", suelta eufórico.
La misma suerte que se ha acomodado en la vida de Tenorio parecía haberse olvidado de un puñado de personas necesitadas en este barrio humilde de Gavà. "¿Ves ese piso de ahí, el de las macetas? Pues ese es el que me quitó el banco. Ahora es del BBVA", explica al que todos conocen como Sherpa. Ahora se plantea reiniciar sus tareas como jardinero en la masía que estaba usando como casa tras sufrir el desahucio. Volver a empezar gracias al buen ojo de Santiago y de la Administración 36 de L'Hospitalet, que le han recoraddo que la suerte no se había olvidado de él.
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