A prueba de agua

La lluvia deslució una Festa al Cel que debutaba en Mataró, pero pese a las anulaciones y los parones unas 50.000 personas la siguieron

Bajo el paraguas 8 Una pareja, ayer, observa el Eurocopter Tigre.

Bajo el paraguas 8 Una pareja, ayer, observa el Eurocopter Tigre.

ROSA MARI SANZ / BARCELONA

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La amenaza de lluvia se cumplió y deslució el estreno de la Festa al Cel en el frente marítimo de Mataró, aunque no amedrentó a los miles de ciudadanos que acudieron a ver un espectáculo aéreo que transcurrió a trompicones y resultó recortado debido a las inclemencias del tiempo, ya que una gran parte del público aguantó estoicamente el show aéreo hasta el final. Según la organización, fueron unas 50.000 las personas que se congregaron en la playa, la mitad de las previstas, pero una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta las incomodidades.

La mayoría del público era local o de las proximidades. Ya desde primera hora estaba claro que no serían multitud los barceloneses que acudirían a la capital del Maresme a ver una exhibición que en su etapa barcelonesa, hasta que Fomento se negó en el 2013 a modificar la operativa habitual del aeropuerto de El Prat para hacerla posible, llegó a movilizar a más de 400.000 personas. Y es que en la capital catalana el día también amaneció haciendo temer incluso que pudiera afectar a la celebración de la Cursa de la Mercè. La prueba de ello era fácil encontrarla en estaciones de Rodalies, un servicio que Renfe reforzó entre la capital catalana y Mataró con ocho convoyes a la hora en momentos punta, ampliación que acabó resultando innecesaria pero fue cómoda para los viajeros, tanto para ir como para volver. Tampoco tuvieron problemas los que fueron en vehículo privado pese al corte de la carretera N-II.

La exhibición aérea comenzó puntual, a las 11 de la mañana, con una playa del Varador repleta de gente, la mayoría pertechada con paraguas y chubasqueros y unas prácticas bolsas de plástico que parte de los 100 voluntarios desplegados a lo largo del paseo marítimo iban repartiendo, y que acabaron coronando más de una cabeza agradecida. Los primeros en aparecer por el cielo fueron el grupo de Paramotors Barcelona, Acrobacia Alex Balcells y Skydive Empuriabrava, pero a partir de la tercera actuación se suspendió el espectáculo hasta pasado el mediodía. Fueron pocos los que abandonaron la playa, y varias actuaciones se contemplaron bajo un colorido manto formado por miles de paraguas. Pese a la reestructuración del espectáculo aéreo y las anulaciones, el público pudo ver alguna de las exhibiciones más esperadas, como la del Airbus 320 de Vueling, que realizó un viraje cerrado muy aplaudido (el tiempo acababa de conceder una liberación de manos de los paraguas), la del Eurocopter Tigre y la de la Patrulla Aspa, que cerró la fiesta sobre las dos y media. Estos dos últimos fueron la única representación militar de la cita, uno de los aspectos habitualmente polémicos. La tercera prevista, la Patrouille de France, no pudo salir del aeropuerto de Barcelona por el mal tiempo.

Voluntad de repetir

Finalizado el acto, el plato fuerte de un fin de semana dedicado a la aeronáutica que copó de actividades el litoral de Mataró (una de las más esperadas por los niños, el concierto del Club Super 3, se suspendió ayer por la tarde), el alcalde de la localidad, Joan Mora, felicitó al público y remarcó que la voluntad del municipio es repetir: "Los asistentes se han ganado que este festival vuelva a Mataró. El año que viene haremos el mejor espectáculo aéreo del mundo". Parte de la 'culpa' de que la gente no se fuera en masa estuvo en que durante los momentos en los que en el cielo no se veían más que nubes los visitantes disponían en la zona del puerto de un 'village' con más de 60 puestos con productos como ropa, artesanía y una variada oferta gastronómica.