DÍA MUNDIAL DEL AGUA

Agua que mata niños

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MAURICIO BERNAL / BARCELONA

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Existe una relación directa entre la falta de acceso al agua potable y las enfermedades infantiles; incluso, entre la falta de acceso al agua y la mortalidad infantil: es una de las lecturas desoladoras de las informaciones que aparecen siempre en esta fecha, Día Mundial del Agua, cuando las oenegés actualizan la cifra de personas que no disponen de agua potable en sus vidas; a día de hoy, 663 millones. Acción Contra al Hambre denuncia que la desnutrición infantil y el agua están estrechamente ligados, y que el 66% de los niños que siguen tratamientos de recuperación nutricional con personal de la organización humanitaria padece o padeció en su día enfermedades "de origen hídrico” –vinculadas a la calidad del agua o la falta de ella–. Además, que unas 450.000 muertes de niños menores de cinco años por diarrea, el 60% de las que tienen lugar cada año, tienen que ver en parte con el consumo de agua no potable y el uso de agua no segura para la higiene. 

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Agua fecal","text":"Con motivo del D\u00eda Mundial del Agua, Unicef ha dejado claro que el esfuerzo de llevar agua a las poblaciones que no la tienen va a resultar mucho m\u00e1s complicado debido al cambo clim\u00e1tico, que amenaza el abastecimiento en zonas en las que viven millones de ni\u00f1os. La agencia de la ONU para la infancia revel\u00f3, adem\u00e1s, que unos 1.800 millones de personas podr\u00edan estar bebiendo agua contaminada con la bacteria E. coli, es decir, agua con materia fecal. \u00bfC\u00f3mo es posible? Seg\u00fan Unicef, 2.400 millones de personas en el mundo carecen de retretes adecuados, y 1.000 millones defecan al aire libre, lo que \"significa que las heces pueden estar tan omnipresentes en muchos pa\u00edses y comunidades que incluso algunas fuentes de agua mejoradas se contaminan\"."}}

“Cuando hablamos de falta de acceso al agua potable hablamos de eso, de falta de acceso, no de falta de agua, ni tampoco de cantidad –dice Barbara Mineo, responsable de acción humanitaria de Intermón Oxfam–. El agua está, solo que el acceso se niega, y se niega por lo general a las personas que tienen menos recursos, o sea, a los más vulnerables. Y entre los más vulnerables de los vulnerables están los niños”. Juan Vilanova, técnico de proyectos de la oenegé bilbaína Anesvad, que trabaja “para garantizar el derecho a la salud” en países de África, Asia y América Latina –Vilanova trabaja, en concreto, en Ghana–, recuerda que “el agua es uno de los determinantes básicos de la salud”, y que “las diarreas agudas son una de las principales causas de muerte entre los menores de cinco años y suelen estar ligadas a consumo de agua inapropiado”. “En muchas comunidades rurales de África, en temporada de sequía, no tienen más remedio que beber de charcos o de arroyos, de donde bebe el ganado”.

CAMINO DE LA CIUDAD

En el abanico de enfermedades de origen hídrico a que están expuestas las poblaciones vulnerables en general y los niños en particular figuran algunas conocidas como el cólera y la disentería (que se transmiten por ingesta de agua contaminada) y otras menos como la bilarzhiasis (que se transmite por parásitos acuáticos) y el tracoma (que puede brotar de prácticas de higiene limitadas por la falta de agua). En las enfermedades con componente de diarrea yace la amenaza añadida de la desnutrición infantil. “Un niño con enfermedad diarréica se deshidrata –dice Mineo– y pierde las ganas de comer, el apetito. Esto en un contexto en el que ya no tenía acceso a alimentos, o por lo menos a alimentos adecuados, pues no olvidemos que la falta de acceso al agua potable es de poblaciones pobres y vulnerables”. No es solo la falta de agua potable: es la falta de agua segura. Muchas enfermedades que causan diarrea derivan del uso de agua no apta para la higiene personal.

Esas poblaciones vulnerables –y sus niños– están sobre todo en zonas rurales de países en vías de desarrollo, en los habituales continentes pobres, aunque se está produciendo un cambio paulatino: “Hay una tendencia de estas poblaciones rurales a moverse hacia las grandes ciudades y a instalarse en los cinturones de miseria. Allí, el acceso a los servicios básicos, entre ellos el agua, es mínimo, por no decir inexistente”. Viajan con su miseria, con su pobreza y con su falta de agua. Y sus enfermedades.

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