SUCESOS

El falso heredero de Ferrari se esconde en su casa de Nápoles

Los Mossos reciben más denuncias tras la publicación en este diario de la estafa

Luca Rippa, en un cajero de La Caixa.

Luca Rippa, en un cajero de La Caixa.

MAYKA NAVARRO
BARCELONA

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Desde que los detuvieron los Mossos de la unidad de investigación de Sarrià-Sant Gervasi, a los hermanos Luca y Danilo Rippa no se les ha vuelto a ver el pelo por Barcelona. De hecho, los investigadores tienen pruebas que sitúan a los dos estafadores en su casa familiar de Nápoles, de la que, de momento, no se han atrevido a salir. Pero al tiempo.

Luca y Danilo Rippa son dos jóvenes napolitanos que llevan desde el 2004 --como mínimo-- recorriendo el mundo estafando a todo el que se cruza en su camino. El principal actor de esta comedia de engaños es Luca, el pequeño. Con los años, ha perfeccionado la trama con la que embauca a sus víctimas, aunque últimamente insiste en asumir el papel de hijo de Luca Cordero di Montezemolo, y como tal, heredero del imperio Ferrari.

Los dos hermanos recalaron en Barcelona en octubre y empezaron a estafar. Hasta el sábado, la unidad de investigación de Sarrià tenía 15 denuncias, pero tras la información que ayer publicó EL PERIÓDICO sobre la detención de los Rippa, del teléfono de la comisaría de la calle de Iradier saltan chispas. Unos, porque pensaban que no servía de nada denunciar. Otros, porque les daba vergüenza contar que se creyeron a un tipo que les dijo que era el heredero de Ferrari, y unos cuantos, porque pensaron que nunca les creerían... Pero, al final, el atestado tendrá más denuncias.

SUMINISTRADOR DE AMERICANAS

Durante la investigación, los Mossos identificaron al hombre que suministraba las americanas falsificadas que los Rippa entregaban a sus víctimas como prueba de buena voluntad. Eran prendas más falsas que un duro sevillano. Una de las víctimas incluso colgó carteles de advertencia en la Diagonal.

Otra de las víctimas, un ciudadano argentino residente en Barcelona que también habla italiano, contó ayer a este diario cómo les prestó 2.700 euros. Su relato fue idéntico al de Pablo, el publicista valenciano al que los Rippa estafaron 3.000 euros. "Yo pensaba devolverle las americanas; me dejó 10. No tenía ni idea de cuánto podían valer, pero me daba igual. El tipo estaba realmente muy angustiado y me lo creí", explicó.

Él sigue confiando en la gente. Lo asegura. Y reconoce que, a toro pasado, es verdad que el teatro que Rippa representa ante sus víctimas --una cubana que conoció la noche anterior se lo robó todo-- tiene lagunas, pero a esa conclusión se llega después. "Yo no dudé en ningún momento de su historia. Por eso le ayudé. Al final de todo esto, además de perder el dinero, lo que me planteo es lo poco hábil que fui, el poco criterio que tuve al creer todo lo que me contó". No ha perdido el humor.

A muchas de las víctimas les queda la impotencia de saber que los Rippa están tranquilamente en su casa, impunes. De hecho, desde que fueron detectados en el 2004 estafando con el mismo método en EEUU, nunca han pisado una cárcel. Son estafadores de guante blanco. Su delito no está considerado grave y, por tanto, tras ser detenidos, el juez de guardia los deja en libertad. Eso sí, los Mossos aseguran que están alerta por si se les ocurre volver a Catalunya. Improbable. No acostumbran a repetir país. ¿Para qué? Tienen todo un planeta por el que viajar a golpe de estafa. Y no tienen pudor en hacerlo con su identidad verdadera. No se esconden.