EL RÍO DESCOLOCA A LA CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA

Los fallos en las previsiones de la crecida del Ebro causan alarma

Zaragoza activa la alerta máxima ante el «baile de cifras» que recibe de los técnicos

En Riba-Roja continúa el desembalse preventivo.

En Riba-Roja continúa el desembalse preventivo.

MANUEL VILASERÓ / MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El sábado se dijo que la punta de la crecida del Ebro iba a llegar a la ciudad de Zaragoza la madrugada del domingo pero la previsión se retrasó ayer como mínimo 24 horas. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), Xavier de Pedro, señaló el sábado que el caudal no alcanzaría en ningún caso la altura de las grandes inundaciones del 2003, pero ayer reconocía que ya la había superado. Fallos como estos, reiterados desde el inicio de los desbordamientos, han sembrado la inquietud en todo el cauce del río.

Las poblaciones no saben a qué atenerse ni qué medidas tomar.

El caso más significativo es el de la ciudad de Zaragoza, cuyo ayuntamiento decidió ayer decretar la alerta naranja, el nivel más alto de movilización, para «proteger a la ciudad ante el baile de cifras» que reciben de los organismos de regulación y la «inexactitud» sobre la hora de llegada de la punta de la avenida.

LA ALTURA DEL CAUCE

La crecida ha dejado incomunicado en la capital aragonesa el barrio rural de Alfocea, ha provocado filtraciones en garajes y ha inundado parte del recinto de la Expo del Agua, pero aún se teme lo peor. El presidente de la CHE atribuyó los cálculos erróneos al aumento de la altura del cauce del río por «la falta de dragados que la legislación medioambiental impide».

En localidad navarra de Tudela han pasado tres días desde la inundación y el casco histórico sigue tomado por el agua porque el río se resiste a bajar debido al deshielo. Los pantanos del Ebro en Catalunya siguen evacuando agua con lo que se espera evitar males mayores, aunque en poblaciones como Miravet ya se ven los efectos de la crecida en el anegado embarcadero.