PRIVACIDAD EN INTERNET

Enojados con Facebook

Fotógrafas 8Isabel Esteva, Colita (sentada), y Nati Martínez, Cosas Mías.

Fotógrafas 8Isabel Esteva, Colita (sentada), y Nati Martínez, Cosas Mías.

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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Si ya es difícil complacer a todo el mundo, para una red social de más de 1.000 millones de usuarios parece imposible. Facebook se ha ganado bastantes críticas desde que, hace dos semanas, decidió reactivar, de un día para otro y sin avisar, su política de «nombres reales»; es decir, cualquier usuario de la plataforma debe identificarse con su nombre oficial. Si era una empresa o famoso, debía pasar de «perfil» a «página», una opción que no permite enviar invitaciones y en la que instan constantemente a poner publicidad para promocionarse. El motivo, dijo luego Facebook, es que «el 99% de las quejas por conductas abusivas y otras malas prácticas proceden de cuentas con seudónimos». Pero la inminente creación de una nueva plataforma para vender datos de sus clientes a anunciantes proyecta sospechas sobre las verdaderas intenciones de la compañía.

Así, muchos usuarios se encontraron con que, de repente, no podían acceder a su perfil porque, según un mensaje, «no usaban su nombre real», lo que contravenía las normas de uso. Datos, comentarios, amigos, fotos, videos, enlaces... Todo se esfumaba hasta que no remitieran a la red social una prueba (un documento oficial escaneado) que indicara que ese nombre que usaban se correspondía con su nombre y apellidos reales.

Obviamente, saltaron las chispas, porque no todas las máscaras ocultan malas intenciones. El influyente colectivo LGTB estadounidense, con las drag queen y los transexuales a la cabeza, montaron una campaña en change.org que reunió más de 36.000 firmas en pocos días y concluyó con la mediación del Ayuntamiento de San Francisco. Pedían que sus nombres de artistas se consideraran nombres reales en la red social.

Facebook dio marcha atrás el pasado jueves. Su jefe de producto, Chris Cox, pidió disculpas y aceptó que las drag queens no tuvieran que poner sus nombres masculinos con su alias. Fin de la guerra.

Quejas en Barcelona

Pero no todo el mundo está tan satisfecho. En Egipto, blogueros han recordado que la libertad de expresión no es moneda al uso y que sus seudónimos les protegen, y el escritor Salman Rushdie se ha quejado. Más cerca, en Barcelona, otros profesionales se han encontrado con páginas canceladas de un día para otro. Entre ellos, un grupo de teatro, Forn de Teatre Pa'tothom. «Un día ya no podíamos entrar en el perfil, que habíamos hecho en el 2011. Nos hemos pasado a una página, pero hemos perdido más de 1.000 fotos, la mayoría de nuestro archivo. Recuperar todo eso es mucho trabajo», explica Montse Forcadas, la administradora de la página.

Y muchos fotógrafos, algunos de los cuales tenían perfiles con sus alias de otros foros. Colita, Cosas Mías (Nati Martínez), Agrimensor Frikosal (Manel Soria) o Marcello Scotti (que añadía fotógrafo a su nombre) han visto cerradas sus páginas habituales por esa política.

«Es indignante. A mí, como Isabel Esteva, solo me conocen Hacienda y la policía. Nadie más. ¿Quién es Facebook para rebautizarme?», explica airada Colita, la fotógrafa de la gauche divine, ya jubilada. «Ya no trabajo como fotógrafa, pero sigo haciendo fotos. Mis amigos son fotógrafos y ¿de qué hablamos? Pues de fotos. ¿Soy por eso una empresa? Según Facebook, sí», agrega Nati Martínez. Ambas preparan una fuga organizada a otra plataforma.