Los argentinos esperan sin dormir la misa inaugural del pontificado de Francisco

Una suerte de 'Bergogliomanía' contagia a parte de la población

Vigilia en la catedral de Buenos Aires por el inicio del papado.

Vigilia en la catedral de Buenos Aires por el inicio del papado. / AA

ABEL GILBERT / Buenos Aires

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"Esperamos una plaza llena como para festejar una Copa del Mundo". Federico Wals, portavoz del arzobispado de Buenos Aires, no tuvo dudas. Los argentinos han llenado la Plaza de Mayo, que tiene a su izquierda la catedral, y al frente, la sede del Gobierno, para acompañar el inicio del pontificado de Francisco. Un cartel, en la catedral, buscaba resumir el entusiasmo de la feligresía: 'Despedimos al obispo y recibimos al Papa". En otras ciudades del país se vive la misma expectación ante la ceremonia que tendrá lugar este martes en el Vaticano con la que se dará inicial oficial al pontificado de Francisco.

La vigilia alrededor de la catedral ha sido de oración, pero también de canciones y anécdotas. Con la mirada puesta en el Vaticano y el corazón en esta ciudad, hombres y mujeres han esperado que se encendieran las pantallas para ver a 'su' papa, Jorge Bergoglio. Se ha proyectado una suerte de biografía del hombre que, según los conocedores de la trama eclesial, se preparó desde siempre para sentarse en el trono de San Pedro.

Arrepentidos y conversos

Un sector importante de este país vive una suerte de 'Bergogliomanía'. Tal vez antes no iban a misa, ni se confesaban. Quizá se habían olvidado de que eran fervientes cristianos. Ya se han arrepentido o han redescubierto su fe de la mano de alguien que sienten como propio. La vigilia de la Plaza de Mayo ha sido, esta madrugada, un gran anecdotario público, que ha oscilado entre la emoción y el autoengaño. Muchos aseguran haberlo conocido, hablado con él, viajado en el metro, almorzado. O simplemente le dieron la mano. Los asistentes solo callaron para escuchar a unos grupos musicales cuyos nombres parecían remitir a la ocasión: Diluvio Tropical y El padre César y los pecadores

"Es un momento histórico, vamos a aprovecharlo", ha dicho uno de los miembros de la primera banda al subir al escenario. Luego han cantado 'Hermano, dame tu mano', una canción que hizo famosa Mercedes Sosa, la gran voz de la música popular latinoamericana. Mercedes fue comunista buena parte de su vida. Allá por los años noventa, en medio de la gran desazón ideológica, volvió a sus orígenes y se reconvirtió al cristianismo, de la mano del extinto obispo José Laguna.

El rector de la catedral, el sacerdote Alejandro Russo, ha señalado que la vigilia ha tenido como objetivo subrayar "la unidad profunda que desde ahora hay entre Buenos Aires y Roma". "Va a ser el homenaje que le brinde la ciudad y la arquidiócesis al Santo Padre. Era el padre de la archidiócesis y un hijo de la ciudad, por eso le rendimos honores y lo despedimos, porque ahora es el padre de la cristiandad e hijo del mundo entero", ha añadido.

El malestar de parte de los intelectuales

No todos están felices por la entronación de Francisco. Un sector de la intelectualidad que apoya al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha expresado su malestar por la súbita propensión al elogio de la figura de Bergolio. El director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, ha expresado sus dudas sobre la austeridad manifiesta del nuevo Pontífice, ha hablado de una cultura de la "superchería" y ha considerado que Argentina, cuyo Parlamento sancionó las leyes de matrimonio igualitario y de igualdad de género, amenaza con retroceder a los años en los que se exaltaba "el mito de la nación católica".

Pero hay algo más que enerva a intelectuales como González: "Estoy escandalizado por los carteles que hay en Buenos Aires y por las personas que inventaron un papa Peronista". Bergoglio tuvo, antes de iniciar su sacerdocio, contactos con sectores de la derecha del peronismo. Pero no solo los conservadores lo exaltan por estas horas. También lo hacen algunos dirigentes kirchneristas. La propia presidenta, para no ser menos que sus adversarios, ha olvidado los roces del pasado. Tras su encuentro con Francisco, el lunes en el Vaticano, dijo que el rasgo distintivo del Papa "es la sencillez". "Es nuestro Papa, no por argentino, sino porque es de todos los católicos", dijo.