ESTUDIO GENÉTICO

El éxito o el fracaso escolar

La revista 'Nature' asegura que hay variantes de 74 genes que determinan la capacidad para el estudio, según los datos de una muestra científica de 300.000 individuos

PERE PUIGDOMÈNECH

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Siguen los análisis masivos de genomas para tratar de encontrar los bases genéticas de caracteres de interés social y ahora le toca al éxito escolar. Se acaba de publicar un trabajo masivo de un consorcio internacional en el cual se encuentran regiones del genoma humano que pueden estar relacionadas con que los jóvenes funcionen mejor en la escuela. El trabajo acaba de ser publicado por la revista Nature y es uno más en una serie de esfuerzos para sacar partido del enorme alud de información que se está produciendo en el análisis de los genomas humanos.

En este caso, se han incorporado datos de los genomas de casi 300.000 individuos, sobre todo del norte de Europa, de los Estados Unidos y de China. El estudio ha movilizado a más de 500 investigadores y ha sido el resultado de un consorcio internacional que trata de encontrar los bases genéticas de caracteres sociales y la educación es un buen ejemplo.

EL DESARROLLO DEL CEREBRO

La investigación busca si hay variantes genéticas que aparecen de forma más frecuente en aquellas personas que han tenido más éxito en su educación, calculado según el número de años que han recibido educación primaria o secundaria. El resultado es que efectivamente entre la población estudiada, el éxito escolar se asocia con variantes de 74 genes, algunos de los cuales tienen que ver con el desarrollo del cerebro y que funcionen sobre todo en el feto o en los primeros años de vida.

Esto querría decir que algunos individuos tienen ventajas o dificultades para llevar a cabo una educación completa según como su cerebro se haya desarrollado. Los autores del trabajo insisten en que no están encontrando los “genes de la educación”. Reconocen que hay muchos factores del entorno que tienen más importancia para tener una buena educación que no su base genética. Por lo tanto no tendremos por ahora ningún sistema de diagnóstico que nos explique porque alguien va bien o mal en la escuela.

Este tipo de resultados nos sugieren que tendríamos que construir sistemas escolares que favorezcan la educación de aquellos que lo tienen más fácil y de aquellos que lo tienen más difícil.