LOS TÉRMOMETROS TOCAN TECHO

La excepcional ola de calor podría durar dos semanas más

Unos vecinos de Lleida, tras comprar un ventilador, ayer.

Unos vecinos de Lleida, tras comprar un ventilador, ayer.

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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El prolongado episodio tórrido que afecta estos días a buena parte de España ha dejado de ser una simple ola de calor veraniego, o técnicamente dos olas de calor consecutivas, para convertirse en un fenómeno meteorológico que puede competir por su excepcionalidad con las situaciones extremas vividas en julio y agosto de 1991, agosto del 2012 e incluso agosto del 2003, esta última recordada entre otros aspectos por el trágico repunte de la mortalidad estival. La actual ola, que aún no ha concluido, ya ha dejado temperaturas fuera de lo común, como los 45,8o alcanzados ayer en la localidad valenciana de Xàtiva, sin parangón en toda Europa, o los 43o del domingo en Banyoles (Pla de l'Estany), que suponen la máxima registrada jamás desde la puesta en marcha del observatorio hace un siglo. Mientras, en El Cairo estaban ayer a unos suaves 34o.

Catalunya sufrió un día particularmente tórrido, por encima de los 40o en todo el interior, desde el Segrià hasta Osona, aunque se formaron algunas esperanzadoras tormentas vespertinas en el Ripollès y la Terra Alta. El Servei Meteorològic de Catalunya (SMC-Meteocat) informó de que el 25% de sus estaciones automáticas habían alcanzado el umbral de los 40o, con una máxima de 43o en Artés (Bages), una situación excepcional comparable a la del 2003.

DOS CONSECUTIVAS

Desde el pasado 28 de junio, con el único paréntesis de dos días, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) no ha dejado de emitir avisos por temperaturas extremas que han afectado en mayor o menor medida a toda España, salvo Galicia y la cornisa cantábrica. Y aunque los termómetros se tomarán una tregua entre hoy y mañana, muy marcada en el caso de Catalunya, el viernes volverá al calor asfixiante y todo indica que las temperaturas elevadas seguirán al menos una semana más. Quizá dos.

La ola de calor es, por tanto, muy prolongada, extrema en cuanto a registros y muy extensa geográficamente -ayer estaban apercibidas 37 provincias-. De hecho, no se libraron ni las Canarias, que sufrieron un reventón cálido en plena madrugada que llevó a algunos observatorios de Gran Canaria a marcar la máxima del día (37o) a las cinco de la mañana. Si se comparan episodios anteriores, la ola de calor del 2003 duró 16 días seguidos y estuvieron afectadas 38 provincias, mientras que la peor del 2012 fue más breve (4 días), pero con 40 provincias. En 1987 hubo otro episodio muy largo (10 días), aunque menos intenso.

Pese a la excepcionalidad, la red principal de la Aemet, que incluye 111 observatorios con varias décadas de historia, solo ha registrado tres récords de temperatura absoluta: en Lleida (42,9o), la más alta en 75 años, así como los aeropuertos de Girona (41,2o), superando el récord del 2003, y de Granada (42,3o). También han batido su marca de julio (no anual) observatorios como Madrid-Retiro (39,9o) y Toledo (42,8o).

En cambio, los impactantes 45,1o el lunes por la tarde no son récord puesto que en 1995 se había llegado a 46,6o, mientras que Sevilla, co, también ha quedado lejos de sus marcas absolutas. De hecho, donde la ola de calor ha tenido el comportamiento más espectacular es en el interior de la provincia de Valencia, un territorio proclive a los récords en situaciones como la actual, con vientos de poniente. Al margen de los 45,8o de la estación de la Aemet en Xàtiva, en Ontinyent se llegó a 44,2o. Una estación particular pero de calidad midió 46,1o, según la red de aficionados Meteoclimatic.

MASA DE AIRE CÁLIDO

El fenómeno responsable de calor -una masa de aire sahariano en altura (24 grados a 1.500 metros)- no se retira. Ana Casals, la portavoz de la Aemet, explicó a Efe que, tras la ligera tregua, los termómetros remontarán el viernes y podrían volver a registrarse 45o en el valle del Guadalquivir. «El calor seguirá los próximas días con algunos vaivenes. De momento no podemos predecir con certeza cuándo terminará». Las previsiones meteorológicas a largo plazo, que siempre se han de observar con cautela, sugieren que la situación podría prolongarse dos semanas más.

Aunque es complejo atribuir una situación aislada como la actual a cambios en la circulación atmosférica vinculados al calentamiento global, lo cierto es que las estadísticas de la Aemet muestran, en consonancia con las predicciones del cambio climático, que ahora hay una mayor recurrencia de los episodios intensos. Desde 1975, cuando empiezan los análisis, las olas de calor veraniego se han hecho más habituales y son más extremas.

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