CRISIS MIGRATORIA

Los sirios que ya están aquí

Un estudio analiza la situación de los refugiados de esta nacionalidad que han llegado a Barcelona en los dos últimos años Critican sus condiciones y lamentan haber venido

En Grecia 8Sirios huidos de su país esperan para registrarse en un centro de atención, en la isla de Lesbos.

En Grecia 8Sirios huidos de su país esperan para registrarse en un centro de atención, en la isla de Lesbos.

TONI SUST / BARCELONA

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En uno o dos meses, España acogerá a un contingente de refugiados, como lo harán otros países de la Unión Europea. Algunos vendrán a Catalunya y parte de ellos serán sirios. En estos últimos es en los quien piensa especialmente la ciudadanía: las imágenes de la guerra de Siria son las que la gente tiene en la cabeza, la certeza de que les será muy difícil volver a casa. Hace tiempo que hay refugiados de esa nacionalidad en España, en Catalunya, en Barcelona. Sin embargo, no hay muchos si se compara con otros países. España no concede fácilmente el asilo: en el 2014, recibió 5.947 solicitudes y solo aprobó 1.585, la mayor parte de sirios, que son también el más importante colectivo peticionario de asilo.

En Barcelona ya hay una pequeña comunidad siria formada por personas que huyeron del conflicto. En ella no se cuenta a los sirios que viven en la ciudad desde hace años. Àngel Miretcoordinador de la Generalitat para la acogida a los refugiados en Catalunya, explica que, por ejemplo, hay unos 200 médicos de esa nacionalidad en la ciudad.

Entre los sirios refugiados impera el desánimo por las condiciones en las que se ven obligados a vivir. Así lo atestigua la tesis final del Máster en Estudios de la Inmigración de la UPF de la investigadora Valentine de Dardel. El título alude a las dificultades de los acogidos: España. ¿un país de refugiados? El estudio se centra en los sirios acogidos en Barcelona, de los que se sabe poco: no existe ni un censo aproximado.

RICOS Y POBRES

En todas partes hay grupos. Entre los sirios que han llegado a Barcelona huyendo de la guerra hay dos. Uno, minoritario, es el colectivo de los que tenían una posición económica solvente en su país y que cuentan con lazos en la ciudad: un familiar o un amigo que les puede ayudar a establecerse e integrarse. Se trata de inmigrantes que llegaron en avión, como turistas o invitados por un pariente o conocido. Generalmente, cuenta De Dardel, son de clase media alta, han vendido lo que tenían y logran el visado temporal en la embajada de España en Beirut.

El otro grupo es el de los refugiados que llegan a través de Ceuta y Melilla. Consiguen arribar a Marruecos y allí compra documentación falsa u optan por la alternativa de cruzar por mar. Según el estudio de De Dardel, en los últimos meses cada día 40 sirios han cruzado ilegalmente la frontera. En Barcelona, este segundo grupo, el de los que tienen pocos recursos, se concentra en el Raval y vive en malas condiciones.

DESCONENTO

Leer la tesis es comprender que la llegada de nuevos refugiados será una oportunidad para mejorar, porque los que han sido entrevistados, una decena, coinciden en lamentar su llegada. "No recomendaría España a ningún refugiado como tierra de exilio, mejor que se vayan a Alemania o Suecia", le dijo uno. "Me costó muchísimo encontrar a alguien que quisiera hablar. Todos se arrepentían de haber venido a España", explica la autora.

Los problemas son de índole varia. Por una parte, los recursos puestos a su disposición son insuficientes, lo que dificulta su integración, según la tesis. En este caso, la competencia es del Estado. El Gobierno central ha anunciado que incrementará el personal dedicado a atender a los extranjeros que solicitan asilo. Es imprescindible, porque si en España es difícil que den el asilo, en Barcelona no lo es menos conseguir solicitarlo.

La crisis lo ha agudizado todo y la falta de empleo es un clara dificultad para integrarse. El estudio denuncia que en muchos casos los refugiados que van a centros de acogida, donde reciben cama, comida y dinero para gastos, tienen que irse a los seis meses por la gran demanda de plazas por parte de otros en su situación. La tesis señala que los sirios entrevistados llegaron a Barcelona convencidos de que solo pasarían unos meses en la ciudad. Pero la guerra sigue y regresar a casa es imposible.

El trabajo de De Dardel ofrece varias recomendaciones: la atención a los refugiados requiere de más presupuesto para instituciones y entidades sociales, hay que potenciar su formación profesional y las clases de lengua y se debe agilizar la homologación de titulaciones. Pronto habrá oportunidad de ver si algo de eso sucede.