Los recortes de las políticas sociales de Catalunya

«Esto no es caridad»

Badia del Vallès es un caso especial, ya que el programa de desarrollo para barrios de vivienda protegida abarca todo el municipio

Mercedes y Zahara, en el espacio de intercambio de ropa de niño de Badia.

Mercedes y Zahara, en el espacio de intercambio de ropa de niño de Badia.

H. L.
BARCELONA

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Zahara y Mercedes hacen un tándem casi perfecto. «Ella es mis pies y mis manos», cuenta Mercedes, veterana activista, vecina de Badia del Vallès casi desde la construcción de la ciudad dormitorio, entonces barrio periférico de las ya periféricas Cerdanyola y Barberà. Zahara y Mercedes son el motor del servicio de intercambio de ropa infantil que funciona desde hace dos años en los viejos barracones de la escuela, convertidos en equipamiento municipal. Es uno de los proyectos nacidos del plan de desarrollo comunitario de la ciudad, centrado en los últimos tiempos en actuaciones anticrisis. «Aquí no hacemos caridad, que quede claro», subraya Mercedes antes de explicar cómo funciona el servicio. «Todo el mundo trae algo de ropa, lo que sea, y se lleva algo. Con los niños es sencillo, porque la ropa enseguida les queda pequeña. Muchas veces traen una prenda y se llevan tres, claro; pero el hecho de que todo el mundo que se lleva traiga algo hace que este espacio no esté estigmatizado», explica la mujer, quien subraya que lo importante es la confianza.

Casi 100 familias

Zahara llegó al proyecto como usuaria. Tiene seis hijos, con lo que disponía de mucha ropa para intercambiar. «Primero venía a traer ropa, y me quedé de voluntaria. Vienen muchas mujeres de mi país, así que hago de intérprete de bereber», explica mientras ayuda a ordenar las bolsas de ropa. En el 2013 pasaron por el espacio unas 96 familias. «Mi marido se está encargando de pasar las fichas al ordenador y de hacer el recuento de este año», explica la mujer. El intercambio de ropa de Badia es un buen ejemplo de qué es y para qué sirve un plan comunitario. «Se trabaja en equipo, codo con codo. Se trabaja la ayuda mutua, y el tema del intercambio, el aprovechar los recursos», explica Álex, la técnica comunitaria de Badia, caso especial ya que no se trata de un barrio sino de una ciudad entera, al tratarse de una población muy pequeña pero a la vez muy densa y muy tocada por el paro, y formada íntegramente por vivienda protegida. La especificidad de Badia es también una de las claves de su éxito. Cuando desde la Generalitat se recortaron los planes de desarrollo comunitario en los barrios de protección oficial pasando la jornada de los técnicos a la media jornada, en el caso de Badia, el ayuntamiento se hizo cargo de la otra media jornada.  Están a punto de cerrar el acuerdo para que el municipio absorba el 100% de la jornada de la técnica, después de que el concurso para la gestión quedara desierto, conscientes de la necesidad de este proyecto.