La esquizofrenia afecta a uno de cada cien ciudadanos

Flores y velas en la fachada del IES Joan Fuster, el martes.

Flores y velas en la fachada del IES Joan Fuster, el martes.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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Los médicos, los buenos médicos, son prudentes por naturaleza. No opinan de un paciente al que no han visitado porque hablar con él, reconocerlo y explorarlo es la única garantía para un diagnóstico, y es por eso que ellos, los buenos médicos, no entran a evaluar la muerte de un profesor a manos de un niño de 13 años con un brote psicótico. Sí son un libro abierto si el fin es la divulgación de una enfermedad, como es el caso. De lo que se trata aquí es de conocer un poco más sobre esta alteración de la realidad que se asocia con la esquizofrenia, una enfermedad mental que sufre, según la Asociación Mundial de Psiquiatría, el 1% de la población, aunque muchísimos no estén diagnosticados.

EL ORIGEN. ¿Qué síntomas tiene y cómo se detecta?

La esquizofrenia es una dolencia todavía muy desconocida porque afecta a la parte más indómita del cuerpo humano: el cerebro, indica de entrada Benjamín Piñeiro, psiquiatra del Hospital de Terrassa. Concreta que el brote psicótico es un síntoma, no una enfermedad. Y que puede guardar relación, aunque no está demostrado, con un consumo excesivo de sustancias tóxicas o drogas o por una situación de estrés muy aguda.

Hay síntomas que se ven y otros que son invisibles. Lo que puede subyacer es una «retracción social», un aislamiento del afectado, un ensimismamiento que a según qué edades, como la adolescencia, lo normal es que se achaque al cambio hormonal. "Desconfían de la familia, no verbalizan", detalla el doctor. Puede suceder, añade el psiquiatra del Hospital Clínic Víctor Navarro, que se muestren "ansiosos, que les cueste estudiar, que estén dispersos o sin ganas de ver a los amigos".

Luego están los delirios, "dar un significado subjetivo a un hecho real», esto es, "interpretar, por ejemplo, que si esa persona lleva un jersey rojo es porque "el demonio te quiere atacar", razona Navarro. Y las alucinaciones, en forma de imágenes que no son reales o voces que nos hablan. Aquí no quiebra el pensamiento, "sino un órgano de la percepción, vista u oído, aunque en ambos casos el origen está en el cerebro». En definitiva, son víctimas de una realidad paralela que arranca de un modo que la ciencia todavía no ha podido dictaminar, aunque sí se sabe que es de origen "biológico", no vírico. Si el brote se produce a los 13 o 14 años, lo más probable es que se trate de una esquizofrenia, puesto que el trastorno bipolar y otras enfermedades mentales, como la depresión psicótica o la paranoia, suelen desarrollarse más adelante.

LA PROGRESIÓN. ¿Se hereda? ¿Se curará con los años?

Aunque se desconocen las causas exactas de la esquizofrenia, se ha podido demostrar, sostiene el doctor Piñeiro, "una predisposición genética". "El riesgo se multiplica por diez si lo son el padre o la madre», aporta su colega. Hay otros factores que disparan las probabilidades de sufrir un brote psicótico, como el abuso del cannabis -"cuanto antes se empieza a fumar más opciones hay de padecerlo"- u otras drogas. "Mucha gente toma drogas, pero no podemos afirmar a ciencia cierta que ese consumo esté relacionado con los brotes psicóticos, aunque los efectos de la cocaína, las anfetaminas o el LSD genera síntomas parecidos", indica el especialista del Clínic. «Si tomas drogas, lo pones a huevo".

Los primeros brotes suelen producirse sobre los 15 años -lo hace del caso del Joan Fuster una tragedia fuera de lo común- y la enfermedad puede desarrollarse hasta los 30. Es un mal crónico pero se puede controlar con fármacos. Con la edad, los pacientes van adquiriendo conciencia y aprenden a controlar mejor los delirios y los brotes.

LA CONVIVENCIA. ¿El esquizofrénico tiene una vida normal?

No. Por varias razones. Los fármacos antipsicóticos son potentes, aunque ahora resultan "menos sedantes que décadas atrás". El tratamiento es largo y requiere controles periódicos que son distintos en cada caso porque por mucho que la enfermedad tenga un solo nombre, cada esquizofrénico, dado que los caminos del cerebro son inescrutables, es distinto. Al margen de los cambios de conducta que conlleva padecer esta dolencia, se produce un "deterioro cognitivo". Suelen ser personas sedentarias cuya calidad de vida empeora a la larga, generando, si no se trata a tiempo, enfermedades vasculares que tienen que ver más con los malos hábitos que con el problema mental. Advierte Navarro que esa parte menos conocida -"pérdida de ilusión, apatía, absoluta falta de empuje"- es la que convierte este mal en el "más grave de la psiquiatría por el elevado nivel de dependencia de estos pacientes. «Descubren, además, que el tabaco es un buen relajante, así que es habitual verles fumando". Esta actitud de dejadez es lo que se conoce como "síndrome defectual", y para eso no existe medicación alguna. Solo el 15% de los esquizofrénicos logran evitar este lado socialmente más desdichado, mientras que el otro 85% deben convivir con este síndrome que les convierte en adictos al sofá. ¿Tiene que ver con la medicación? No. ¿Hay alguna explicación científica? Tampoco. ¿La habrá? Los médicos están en ello.

Según datos de la Comunidad de Madrid, solo el 14% de las personas con enfermedad mental crónica tiene pareja estable, y un 18% afirma no tener ninguna amistad. Según un estudio de esta misma región, solamente el 5% de estas personas tienen un empleo estable, aunque cada vez hay más centros especiales de inserción laboral. Lo más habitual es que sea la familia la que se encargue de ellos, lo que genera no pocos problemas de compatibilidad a la hora de cuidar a una persona que a menudo requiere de una atención total.

LOS EFECTOS. ¿Puede derivar en situaciones violentas?

"Cualquiera que sufra un momento de ansiedad es más fácil que se muestre violento", comenta de entrada el especialista del Hospital Clínic. Explica que la mayoría de las voces que oyen los enfermos no les incitan a la violencia, sino que más bien "les comentan cosas de la vida diaria". "Es una voz no familiar que no asocian con nadie, y que desde el punto de vista médico y científico no podemos concretar cómo se produce". No esconde que pueden producirse momentos de violencia si la alucinación, si el delirio supone para el afectado una amenaza, pero no es lo más frecuente, ni mucho menos. Comulga con esta opinión Piñeiro, que lamenta que la sociedad relacione esta enfermedad con la violencia, un estigma más. ¿Y es normal que el joven del instituto lo tuviera tan planificado? Explica Navarro, sin entrar en detalle, que es probable que iniciara el brote semanas atrás.

LA SOCIEDAD. La esquizofrenia aún es un tema tabú?

Sin duda. Ambos especialistas lamentan que la sociedad asocie la enfermedad con la locura. O que le tenga miedo. O mucho peor: que no se distinga entre psicótico y psicópata. El primero no es consciente de sus actos, sufre alucinaciones y delirios, genera una realidad paralela que le conduce a tomar actitudes que pueden resultar errantes. Mejora con la medicación, aunque queda todo ese poso contado en líneas anteriores. El segundo, el psicópata, sabe perfectamente lo que está haciendo, planifica, no tiene escrúpulos y sabe muy bien lo que está bien y lo que está mal.