LA EXTRAÑA ACTITUD DE LA EMPRESA

La espantada de los Balañá

El silencio y la parálisis de los poderosos propietarios de la Monumental tienen mosqueado al mundo taurino

R. V.
BARCELONA

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Desde que en el 2008 la plataforma Prou! empezó a recoger firmas para la iniciativa legislativa popular (ILP) que acabó por lograr la prohibición de los toros en Catalunya solo se ha escuchado en una ocasión la voz de Pedro Balañá Mumbrú, hijo de Pedro Balañá Forts y nieto del difunto Pedro Balañá Espinós, el fundador del imperio Balañá. Fue en la serie de comparecencias taurinas y antitaurinas en el Parlament previas a la votación del veto. Balañá Mumbrú no aportó ningún dato sobre la salud económica de la Monumental pese a las repetidas preguntas al respecto, hizo una rutinaria defensa de la fiesta y anunció que, como propietario de la plaza, consideraría emprender acciones legales si se abolía la tauromaquia. Ni antes ni después se supo más de él.

¿Una desaparición digna de David Coperfield? Pues le supera Toño Matilla, el hombre al frente de Casa Matilla, saga ligada a los Balañá desde los tiempos de los respectivos abuelos y la empresa explotadora de la Monumental desde el 2007. Ni mu ha dicho Toño Matilla.

El silencio y la parálisis de ambos tienen muy mosqueado al mundo taurino, que sospecha gato encerrado.«Su actitud pasiva permitió a los antitaurinos campar a sus anchas y seducir a los nacionalistas»,opina Enrique Patón, empresario de la plaza de Castellón. ¿Alguna teoría?«Quizá pensaron que la defensa de la fiesta podría perjudicar a la imagen de los otros negocios de los Balañá»,léase cines y teatros.

Patón considera que la alianza de defensores de los animales y nacionalistas se veía venir y que los Matilla y los poderosos Balañá podrían haber parado el golpe solo tomándose en serio la Monumental, no digamos moviendo hilos.«Los enfermos, si se tratan a tiempo, se pueden recuperar-dice-.Pero no se ha hecho nada de nada».

En el mismo sentido se pronuncia Paco Píriz, presidente de la Unión de Taurinos y Aficionados de Catalunya, que critica el ínfimo esfuerzo promocional del coso y unos carteles de dudoso atractivo.

Solo el hecho de que quizá sea por interés impide calificar de espantada la actitud de los Balañá y los tapados Matilla.