El apoyo a los chicos con altas capacidades

Ensenyament quiere detectar el doble de niños superdotados

A. MADRIDEJOS / M. J. IBÁÑEZ
BARCELONA

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Ser el primero en acabar los deberes, preferir jugar con chicos mayores, ser muy sensible al fracaso, tener una habilidad artística especial, explicar muy bien historias, tener momentos largos de concentración, contar con un vocabulario fluido y mostrar curiosidad por casi todo, entre otras muchas características, son detalles que pueden servir para detectar si un niño es superdotado a la edad de 5 años. Ninguna de esas características basta por sí sola, pero una acumulación puede indicar que el niño tiene realmente altas capacidades o, como mínimo, que es talentoso en alguna disciplina. Para que el talento no se desaproveche y se puedan atender sus necesidades, como explicó ayer laconselleraIrene Rigau, el Departament d'Ensenyament ha editado una guía con pautas de actuación para profesores y padres, desorientados a menudo tanto unos como otros. «Queremos duplicar la cantidad de niños con alta capacidad que detectamos», insistió.

Se calcula que entre un 4% y un 6% de la población escolar, con independencia del país, la edad y el nivel socieconómico, presenta una elevada capacidad, pero en Catalunya solo el 3,8% del total son detectados. En términos más sencillos, eso significa que aunque entre 1.000 niños puede haber unos 50, solo dos reciben una atención personalizada adecuada. Rigau espera pasar del 3,8% al 7,6%, el índice en los países con mejores resultados. Con la guía, accesible en la web de Ensenyament, la Generalitat pretende «llenar un vacío», puesto que durante muchos años se ha trabajado básicamente para generalizar la enseñanza y avanzar en la equidad, afirmó Rigau.

DARLE BUEN USO / «Aunque tarde, el protocolo que presenta la Generalitat es una buena noticia», afirma Milagros Valera, pedagoga especializada en la atención a superdotados y que ha asesorado a Ensenyament en la elaboración de la guía. «El documento en sí es muy válido y completo. Siempre que se sepa aplicar», observa Valera. Y aquí es donde, según la pedagoga, «haría falta hacer un esfuerzo importante para formar a los maestros e implicar a las escuelas». «Por mucho que se cree la herramienta, su impacto será reducido si no conseguimos que los docentes estén preparados y sepan darle uso», reitera la pedagoga.

Para mejorar la detección, Rigau explicó ayer que su departamento está aportando formación a los equipos docentes, incluso en secundaria. «Para que Catalunya sea un país de talentos y que apueste por la sociedad del conocimiento, es necesario que cada alumno saque el máximo provecho de su potencial», dijo. De hecho, más de 600 profesores ya fueron acreditados el curso pasado. Rigau comentó, en cualquier caso, que su objetivo no es tampoco que se formen de golpe los 100.000 docentes de Catalunya.

Valera está convencida de que «no es una cuestión de recursos, porque el acompañamiento que hay que darle a un niño superdotado en el aula no requiere de más personal. Se trata, simplemente, de introducir nuevas programaciones, ampliar los objetivos de la clase o integrar un sistema de trabajo por grupos», prosigue Valera. «Con eso, no solo gana el alumno con altas capacidades. Gana toda la clase», asevera.

La guía presenta unas tablas comparativas entre el desarrollo normal y avanzado de un niño con ejemplos a diversas edades. Las pueden rellenar docentes y padres. Son simplemente orientativas, pero cuando se alcanza una elevada cifra significa que detrás puede haber una superdotación. También hay tablas que deben contestar los niños.

NO MÁS TRABAJO RUTINARIO / En primaria, de la atención extra se encargará el servicio de apoyo personalizado (SEP), formado por profesores de la misma escuela, que actualmente se dedica casi en exclusiva a los niños con dificultades. Lo más normal, no obstante, es adaptar al alza el currículo de las materias en las que el niño destaque ostensiblemente. Una posibilidad, como dice la guía, es pactar con los propios alumnos actividades para ampliar los conocimientos, pero no parece buena idea cargarlos de más trabajo rutinario. Esas mismas tareas pueden dirigirse a chavales sin superdotación pero que muestren gran interés por aprender. En secundaria, la atención se puede lograr a partir de créditos variables y optativas que aumenten la exigencia del alumno.

Finalmente, la legislación también prevé la posibilidad de avanzar un curso completo porque, como concluyó Rigau, «hay alumnos a los que les conviene», aunque no es una medida que deba generalizarse. En todos los casos es necesario un permiso de los padres.