Las carencias de la educación superior

La endogamia académica fosiliza las universidades españolas

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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Hace 106 años, el entonces presidente rector de Harvard, Charles William Eliot, uno de los primeros modernizadores de esa universidad, constataba que el 81% de los profesores de su reputada facultad de Derecho eran docentes que previamente habían sido también alumnos de la institución. Eso pasaba en 1908 y el dato era motivo de orgullo. En Yale, la proporción, en esa misma época, era del 73%, no muy lejos del 69% que actualmente tiene de media la universidad española. La diferencia es que, en contra de lo que ocurría hace un siglo, el hecho de que siete de cada diez profesores e investigadores universitarios españoles estén trabajando todavía hoy en la misma universidad donde recibieron su formación de doctorado es motivo de profunda preocupación.

La denominada endogamia académica es, según los expertos, uno de los problemas que más anquilosan la universidad española. En Alemania y el Reino Unido, la media es de solo el 8%; en Estados Unidos oscila entre el 10% y el 20%, y en Italia, un modelo no tan distinto del nuestro, el porcentaje es del 24%. Los especialistas lamentan que España no haya sabido aún poner remedio a un problema que la Comisión Europea ya calificaba en su Libro Blanco de la Educación y la Enseñanza de 1995 como de «riesgo preocupante para la actividad investigadora».

MÁS TALENTO EXTERNO / «Los centros más endogámicos, los que se muestran menos abiertos a la incorporación de talentos externos, son también los más fosilizados: sus investigaciones y publicaciones suelen reproducir siempre los mismos esquemas y tener la misma calidad», constata Jordi Caballé, profesor de Economía e Historia Económica de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Además, «está comprobado que la productividad científica es más baja en las universidades más endogámicas, menos habituadas al intercambio de ideas», agrega el investigador, que ayer participó en la jornada El personal docente e investigador en Catalunya. Movilidad, atracción de talento y sistemas retributivos, organizada por la Associació Catalana d'Universitats Públiques (ACUP).

Aunque Catalunya se considera una excepción, «porque el actual sistema Serra-Húnter para la contratación del profesorado favorece la internacionalización», según aseguró en el mismo foro el secretario general de Universitats de la Generalitat, Antoni Castellà, «esta sigue siendo una asignatura pendiente, incluso en Catalunya», replica Caballé.

«Cualquier porcentaje de profesorado formado en la propia universidad que supere el 65% es desaconsejable», insiste el economista, que investiga la cuestión desde hace años. En su opinión, esta endogamia académica, por la que las plazas que quedan vacantes las van cubriendo personas que antes han sido alumnos de doctorado y, por lo tanto, han trabajado de forma estrecha con un catedrático, tiene también consecuencias perversas sobre la docencia. «Los contenidos de los cursos quedan circunscritos a las cuestiones locales y se aceptan libros, apuntes y manuales con métodos elaborados a partir de las investigaciones propias, a veces con puntos de vista restringidos a la pequeña realidad de la universidad», sostiene.

MÁS INGLÉS / El reto, reitera Caballé, es atraer profesores del extranjero, con medidas que pasan, inevitablemente, por «impulsar la enseñanza universitaria en inglés y por promover la movilidad de estudiantes, no necesariamente a través del programa Erasmus». Hay que poner en marcha políticas de contratación de profesores que hagan realmente atractivo trabajar en España. «En el sector de la economía, por ejemplo, existen unos mercados organizados para captar talento entre gente que acaba el doctorado, en el que responsables universitarios pueden entrevistar personalmente a los candidatos, de una forma abierta», explica Caballé, que admite que el sistema de acreditaciones implantado en España desde el 2007 no ha terminado con la endogamia.