Empezar de cero

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BERNAT GASULLA
BARCELONA

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«La crisis me dio la patada en el culo que necesitaba para ponerme a hacer lo que me gustaba. Nos está obligando a más de uno a salir de nuestra zona de confort, y eso no es necesariamente malo». Han sido muchas las frases que durante las últimas cuatro semanas han salido de las personas que han protagonizado la serieReinventados, pero esta, pronunciada por Javier Valero, que pasó de realizador de vídeos de laBBC(bodas, bautizos y comuniones) a documentalista de deportes de alto riesgo, puede servir de resumen del espíritu de este proyecto periodístico. La respuesta de los lectores y la riqueza de los testimonios ha animado a EL PERIÓDICO a que la serie siga más allá de su suplemento veraniego, que hoy acaba, y continúe en las páginas del suplemento Más Periódico, a partir del próximo domingo.

Han sido 21 vidas que se han reseteado, ya sea por necesidad, por supervivencia, por creatividad o por amor... El amor que Ingrid Bárcena sintió por el científico Reinoud. Fue por él, no tanto por la crisis, por el que emigró a Lovaina (Bélgica). Ingrid cambió su vida, y descubrió en su nuevo país los vicios que arrastramos en Catalunya: «Aquí no se trabaja menos pero se aprovecha más el tiempo. Hacer más horas está mal visto y la vida familiar se cuida más».

Amor también fue lo que «destruyó» la vida que llevaba la exejecutiva María del Mar Jiménez. Amor por su hijo Samael. Se dio cuenta de que se vida era satisfactoria, pero la llegada del niño le hizo ver que necesitaba «otra cosa». Había llegado la hora de cambiar. Se mudó a un pueblo de La Rioja con su pareja y el pequeño.

HARTOS DEL ESTRÉS EN LA CIUDAD / El amor fue el catalizador -aunque no el único- de la reacción que vivió Myriam Martínez, que dejó su maletín de ejecutiva de recursos humanos para montar una posada para viajeros en Brasil. Myriam disfruta ahora, tras confirmar que se puede cumplir cualquier sueño y vivir varias vidas en una.

El hartazgo del estrés y de la vida frenética de la gran capital es otro de los mantras que han recitado nuestros reinventados. Noemí y Jaume, desde su casa rural del Montseny, lo tienen claro: «Fue llegar aquí y dormir de un tirón». El informático Stefan Dissmer no colgó los ordenadores, pero ha optado por ejercer su oficio en las montañas del Montnegre. «Lo mejor es que no hay distracciones. Lo peor, que no hay nada espontáneo», reflexiona.

Nuevos oficios, nuevas ocupaciones, recuperación de los trabajos artesanales, casi siempre forzados por el fantasma del desempleo. «Hay un interés por las cosas hechas a mano que no existía hace una década», sentencian Julia de Juanes y Antonia Herrador, nuevas reinas del ganchillo y la cadeneta. Por estas páginas han pasado ingenieros que se han convertido en panaderos, administrativos que han montado un bazar made in Spain, ejecutivas que han comenzado a fabricar galletas, fabricantes de gafas de madera, arquitectas que se han pasado al diseño de baberos que escapen de la ñoñez habitual de la moda infantil...

DE AFICIÓN A OFICIO / Y también todos aquellos que han decidido convertir su afición en oficio o, incluso más, en manera de vivir. Gontxo y Pedro, que han montado un negocio de bicicleta urbana en Madrid. María Rodríguez, que se ha consagrado al Pilates. Xavi Rodríguez, el ingeniero y exempresario volcado ahora en su deporte favorito, el tenis. Xavier Rocher, que ha pasado de la empresa a llevar su propia escuela náutica. No sabemos si son ahora más ricos. Muy probablemente todos coinciden en asegurar que viven mejor.

Sueños, varias vidas en una, descubrir que uno nació para hacer cosas con las manos, para la artesanía, y, sobre todo, valor. La valentía que defiende Ale Raschkes: «Desde arriba intentan que todo el mundo tenga miedo, porque el miedo paraliza. Si uno supera este miedo y tiene claro lo que quiere hacer, siempre sale adelante». Pues eso, a reinventarse sin miedo.