auge dEL TURISMO EN FEMENINO

Ellas viajan solas

Emerge un nuevo mercado turístico: el de las mujeres que viajan sin novios ni maridos. Los hoteles y las agencias se ponen las pilas y ofrecen viajes en femenino. Porque el equipaje es psicológico, pero si en la India no hay tampones, avisen.

confraterNidaD EN IRÁN Ellas viajan solas TÉ EN EL OASIS MARROQUÍ DE SKOURA LAS RUINAS DE PERSÉPOLIS_MEDIA_1

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IOLANDA MÀRMOL

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Algunas persiguen sueños. Las hay que huyen del estrés taquicárdico de ser superwoman con clases de yoga en Bali. Otras enriquecen su espiritualidad conociendo a sacerdotisas en Japón. Muchas necesitan aparcar al jefe... o al novio. Y algunas, sencillamente, se preguntan por qué en vez de cuchillas de afeitar en las habitaciones de los hoteles no hay planchas para el pelo y helado. Son mujeres viajeras que rompen tabús. El mundo del turismo ha detectado que constituyen un nicho creciente y empiezan a aflorar servicios especializados para esta nueva oportunidad de negocio: agencias de viajes solo para mujeres, hoteles, blogueras y libros de viajeras. Todo un universo en femenino. Se trata de una tendencia innegable, pero, sin embargo, no existen todavía estadísticas de organismos oficiales que cuantifiquen el creciente número de mujeres que viajan, ni el importe económico que pueden generar.

No hay datos cuantitativos, pero sí perfiles cualitativos de este nuevo segmento de mercado. ¿Cómo son esas mujeres? Si existe un denominador común es la cultura. La inmensa mayoría tienen una formación académica elevada y desempeñan profesiones liberales que les han permitido crecer de forma independiente. Son mujeres urbanas y con una capacidad económica media o alta. La edad no parece ser un factor de diferenciación, y, según las agencias especializadas, viajan clientas de 25 a 75 años, con una tasa de fidelización muy elevada: repiten casi siempre.

Pero más allá del nicho de negocio, la tendencia sociológica es también reflejo sintomático de la emancipación de la mujer, que ya no solo es independiente para trabajar, sino también para disfrutar su ocio. Algunas de las mujeres viajeras son solteras, pero cada vez más, rompiendo tabús, se apuntan casadas, chicas que dejan al novio en casa e, incluso, grupos de jubiladas y viudas.

Alice Fauveau es una economista que pasó largos años trabajando en banca, cuando, desanimada en una cama llena de chinches del altiplano de Perú, decidió fundar una empresa de viajes especializada en mujeres, Focus On Women. «Buscamos conectar, inspirar a mujeres de países distintos para ayudar al empoderamiento de la mujer. Intentamos ser una vía para que las viajeras conozcan otro universo de mujeres interesantes», explica.

Más allá de la foto

La distinción de esta agencia consiste en ofrecer a las mujeres, que viajan solas o en grupo, viajes experienciales que permiten conocer a líderes femeninas de otras culturas. «En Japón, hablamos con luchadoras de sumo, o con la primera mujer ordenada sacerdotisa. Entramos a los camerinos y hablamos con los actores de kabuki. En Nueva York estamos en la casa de una pianista de jazz que nos cuenta cómo es la vida de las mujeres en Broadway. En definitiva, las viajeras se sienten especiales con gente inspiradora», resume Fauveau.

El alma de este tipo de viajes consiste en ir más allá de la foto. Acercarse a un concepto de trascendencia y contacto con otras mujeres que viven otras realidades. En Irán, las viajeras comparten unas horas en la peluquería con mujeres que les explican que, si bien por la calle visten yihab, cuidan extremadamente la feminidad, se hacen mechas en el pelo y tatuajes sobre una piel que solo pueden mostrar en casa. «En Irán aprendí la solidaridad entre mujeres. Se protegen entre ellas, y si te ven occidental, te cuidan, y te invitan a su casa a dormir porque existe un concepto de fraternidad femenino», explica Doris Casares, una bloguera  apasionada. Su viaje más especial fue cruzar el círculo polar Ártico en la Laponia Sueca con los samis, la población autóctona. «Viajar es una forma de entender el mundo y dejar de mirarte el ombligo. Ahora he empezado a viajar con mi madre, creo que se construye un vínculo especial. Creo que hay que desterrar el mito de que la mujer no puede viajar sola. ¿Por qué tenemos que ir siempre con el novio?», se pregunta.

María Jesús Tomás, viajera de Barcelona, comparte la perspectiva de Casares. «Antes las mujeres se casaban y a todo tenían que ir con el marido, ahora viajamos solas. Yo, incluso embarazada, me fui a Israel, y sigo viajando con el bebé. Creo que las mujeres preferimos tenerlo todo más organizado», afirma. Tomás cita Río de Janeiro como su viaje preferido, y, maternidad al margen, piensa seguir viajando con sus amigas siempre que se lo pueda permitir.

Los perfiles de viajeras como el de Doris o María Jesús buscan alimento espiritual en las escapadas y colaboran con la agencia Focus on Woman. Creen que el viaje es una actitud y que no hace falta irse a un safari de lujo para conocer África. Eso no quiere decir que no valoren las comodidades. «En la India, por ejemplo, no venden tampones, solo hay compresas. Son detalles que a un hombre les parecen intrascendentes pero a una chica le pueden arruinar las vacaciones. Si viajas con chicas, todo esto está controlado», ejemplifica Casares.

Los destinos de las agencias especializadas pueden ser confeccionados a medida, pero entre los estándar más sugerentes está la visita a Armenia, donde las viajeras conversan con una famosa fotógrafa, artistas de danza o la directora de una oenegé que lucha por el empoderamiento de la mujer en ese país. En Sicilia, comparten diálogo con una asociación femenina antimafia y cocinan con la chef estrella de la isla. En Madagascar, asisten a un repertorio de gospel en un convento, y en Marruecos conviven con las amazigh, un pueblo bereber del desierto donde aprender a hacer cuscús o dulces marroquís.

Existe otro grupo significativo de mujeres viajeras que prefieren relajarse y reconectar con sus energías a través de experiencias más espirituales. Suelen ser ejecutivas con un alto grado de responsabilidad o sencillamente mujeres que pasan 11 meses haciendo malabares para conciliar horarios laborales imposibles con una maternidad responsable. Este perfil de viajera suele escoger viajes Body and soul que incluyen yoga y meditación, almuerzos ligeros, paseos por las playas de Bali, masajes relajantes, puestas de sol e información sobre dietas ayurvédicas.

Un segmento opuesto es el de shopping y diversión. Si bien la mayor parte de las mujeres que busca descanso viaja sola, las que eligen París, Londres o Nueva York suelen ser grupos de amigas. ¿Qué buscan?

A lo 'Pretty woman'

Turismo experiencial, amenities, poner la mente a cero, comprar, coquetear con experiencias de lujo y dar un baño de superficialidad a sus vidas. Las agencias les diseñan rutas por las tiendas más trendy, cenas en restaurantes cool, visitas a sexshops de lujo, y las alojan en hoteles que han desarrollado servicios especiales para las mujeres.

Al llegar, las viajeras reciben un masaje para eliminar las contracturas del avión y tienen baños con accesorios femeninos prácticos pero que no suelen estar entre las amenities al uso de una habitación: bombones, helado, flores, revistas internacionales femeninas, plancha para el pelo, secador profesional, zona de maquillaje con espejo iluminado de aumento, sales de baño, productos de manicura y tratamiento del cabello, fragancias o esterilla para practicar yoga. ¿Quién se resiste?.