"El machismo está en todas partes, en nuestra manera de ver y entender el mundo"

Seducciones que son acoso. Piropos que son asaltos. Insultos sexistas. Comentarios machistas. En la calle. En el trabajo. En la cancha deportiva. En la discoteca. En la fiesta mayor. En una excursión. Las mujeres viven a diario una larga lista de agresiones machistas. Cuatro mujeres que explicaron su historia a Entre Todos cuentan algunas de sus experiencias.

Marta Perich, monitora de actividades juveniles, de 22 años, alerta de la inflitración y extensión social de las ideas disciminatorias

MICROMASCLISME  MARTA PERICH

MICROMASCLISME MARTA PERICH / JORDI RIBOT PUNTÍ / ICONNA

MARIA IGLESIAS / BARCELONA

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A sus 22 años, Marta Perich, tiene una larga experiencia trabajando con niños y adolescentes como monitora de actividades juveniles. Según ella, a estas edades tan tempranas ya pueden notarse algunas conductas machistas, algo que le preocupa mucho.

“Notas cómo empiezan a desarrollar los estereotipos del carácter y personalidad que se atribuyen a cada género y, a medida que crecen, todavía hay más diferencias en los roles con los que se identifican”, explica Perich y añade que frases peyorativas del estilo “lloras como una niña” son más que recurrentes en su día a día y se siente sola ante la inacción de sus compañeros.

No obstante, ella no cree que el origen de esto venga directamente de sus casas o entornos más cercanos, ni tampoco considera que la culpa deba recaer en uno de los dos sexos. “La raíz del problema se encuentra en la manera en la que está planteada nuestra sociedad, en un sentido patriarcal”, asegura Perich y expresa que el machismo "está por todas partes” "está por todas partes” y que “forma parte de las ideas que conforman nuestra manera de ver y entender el mundo”.

EL SEXO DÉBIL

Para Perich, la mujer del siglo XXI sigue siendo tratada como un objeto sexual y se la juzga por su cuerpo en vez de por su intelecto. “Nos hemos acostumbrado a esto y es denigrante”.

Desde el punto de vista de Perich, estas conductas cohíben a la mujer en muchos sentidos  “No puedes vestirte demasiado ligera de ropa porque te llamarán 'guarra' y podrían violarte, y luego alguien pensará que es normal porque ibas provocando… ¿Pensar esto es lo normal?”, se cuestiona. “Si un chico liga conmigo en una discoteca se supone que debo sentirme halagada, porque eso es lo que ellos hacen en este tipo de sitios. Si le digo que no, seré una estrecha, pero si me voy con él seré una facilona…”, se queja.

Pero, a su vez, también es muy consciente de que "somos las primeras machistas" y explica que las mujeres permiten la mayoría de estas acciones. "Somos nosotras quienes nos dejamos tratar como si fueramos carnaza o como si fueramos de porcelana y necesitáramos protección", dice ella y afirma que el silencio solo refuerza estas conductas y es lo que termina llevando a los auténticos casos de violencia machista.  

REFLEXIÓN A LA INVERSA

Según Perich hay mucha desinformación y permisividad a nivel general, lo que dificulta un cambio real. Por ello, propone un método de reflexión sobre el tema: la 'regla de la inversión': “¿si una mujer silbara a un hombre por la calle y le dijera obscenidades…  no sería raro? O, ¿en un videoclip, en el que aparece una señora vestida de traje mientras unos hombres semidesnudos se restriegan contra ella… no sería una escena absurda?”. Si la respuesta es afirmativa, nos encontramos ante el machismo.

Para Perich, hay que recuperar “el feminismo que defendía la igualdad de géneros”, reforzar las minorías positivas y reivindicar la posición de la mujer tanto en un “sentido social como laboral”.