Animal protegido

El maltrato a unos cachorros de oso panda en China enciende las redes

La grabación muestra a un cuidador arrastrando, empujando y lanzando por los aires a dos ejemplares

Adrian Foncillas / Pekín

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Un vídeo que muestra el aparente maltrato a cachorros de oso panda ha encendido las redes sociales chinas y ha disparado la indignación popular. El asunto genera dudas razonables, pero las pasiones desbordadas son inevitables en China cuando están los pandas de por medio. El cuidador en cuestión es hoy uno de los tipos más vilipendiados del país.

La grabación de un par de minutos muestra a Guo Jingpeng atrastrando, empujando y lanzando por los aires a Rourou y Manman en el Centro de Investigación de Pandas Gigantes de Chengdu (provincia de Sichuan). El debate de si le falta delicadeza o los maltrata con crueldad se resolvió rápidamente en las redes hacia lo segundo.

Guo se defiende estos días como puede. Ha alegado que recibió un mordisco tan fuerte del panda que le arrancó parte de la carne, aportado la prueba de su mano con las cicatrices aún sangrantes.  Al segundo intento de mordisco se sacó de encima al animal de un empujón “como una reacción natural”, ha aclarado. También ha lamentado que la grabación de 50 minutos ha sido intencionadamente editada para eliminar los mordiscos.

Animales violentos

Otro cuidador, Xie Huhai, ha acudido en su defensa desvelando que los arañazos y mordiscos son diarios. Y algún experto ha recordado la obviedad de que bajo el aspecto encantador de los pandas laten animales salvajes, y que a partir de los dos años no son raras sus reacciones violentas.

Pero todas las alegaciones han sido desoídas por la masa internauta. Muchos piden el despido inmediato de Guo. “No me importa lo que diga, son sólo cachorros”, se lee en Weibo, el equivalente chino de Twitter. “Me indignó verle lanzar por los aires a un cachorro indefenso. Si estaba tan preocupado por su seguridad, ¿por qué no llevaba guantes y otro equipo protector?”, inquiere otro usuario en la misma red.

Las críticas han acabado alcanzado al prestigioso centro. En las últimas horas ha trascendido que el trabajador ha sido “reprendido” y todos han recibido instrucciones de tratar siempre con gentileza a los pandas aunque medien mordiscos y arañazos.

Un emblema nacional

Existen pocos vínculos tan estrechos entre un país y un animal como el de China y ese oso de manchas negras sobre el pelaje blanco. No es raro que los nacimientos en zoos de pandas encabecen los informativos ni que algunos ejemplares reciban la atención mediática de las estrellas de Hollywood. Un canal retransmite en directo desde hace tres años al centenar de ejemplares del centro de Chengdú, una suerte de Gran Hermano con 28 cámaras encendidas durante las 24 horas.

Los ímprobos esfuerzos chinos consiguieron el año pasado que abandonara la lista de animales en peligro de extinción y se calificara como vulnerable, un escalón por debajoSu población ha pasado de los 1.596 ejemplares en estado salvaje en el 2004 a 1.864 en el 2014.

Deforestación y urbanización

Ninguna medida sobra en China para salvar su emblema nacional. Sus principales amenazas son la deforestación por los procesos de industrialización y urbanización y una abulia sexual que ni el viagra ni los vídeos pornográficos han mitigado.

Algunas entidades conservacionistas internacionales han lamentado que los pandas concentren demasiada atención, recursos económicos y políticos. Otros animales como los insectos, menos adorables pero mucho más relevantes para el ecosistema, son ignorados. Preservar los bosques de bambú, su única dieta, es muy costoso y no beneficia más que a los pandas. China ha mostrado menos afecto por otras especies autóctonas como los delfines de río, castigados por la presa de las Tres Gargantas, o los pangolines, que en el sur del país acaban estofados.