«Donde hay religión no caben la libertad ni el feminismo»

La líder de Femen España presenta el manifiesto del movimiento en BCN y dice que su prioridad es paralizar la ley mordaza

La líder de Femen, Lara Alcázar, en Pamplona, donde presentó el manifiesto.

La líder de Femen, Lara Alcázar, en Pamplona, donde presentó el manifiesto. / XABIER LANDA

MAURICIO BERNAL
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El movimiento feminista radical Femen acaba de dar a luz su manifiesto, el Manifiesto Femen, publicado originalmente en francés y ahora traducido al español. Su líder en España, Lara Alcázar (El Entrego, Asturias, 1991), llega hoy a Barcelona para darle promoción, primero en la Casa del Llibre de la Rambla de Catalunya (19.00 horas) y mañana a mediodía en la Fira del Llibre Radical, en Fabra i Coats. Un manifiesto: Femen está de plácemes, sobra decirlo.

-Cuénteme: ¿qué ideales ha de tener alguien que quiera formar parte de Femen?

-Nosotras siempre decimos que cualquier persona es bienvenida, pero obviamente tiene que ser una persona feminista, y una mujer convencida de que nuestro modo de acción es y seguirá siendo el extremismo. Una mujer que debe creer en ella, y confiar en sí misma y en el grupo.

-Leí que en la sede central de Femen en Clichy funciona un «centro de formación», y que usted estuvo allá. ¿En qué consiste esa formación?

-La formación de una activista de Femen se puede llevar a cabo en cualquier centro de entrenamiento de Femen, y de hecho en Madrid también funciona uno. Se trata de una formación tanto física como moral. Se enseña a la persona a tener herramientas y habilidades para la protesta extremista, a llevar a cabo una acción. Hay algunas acciones de mucha dificultad técnica, complejas, de gran nivel. Quiero resaltar que es un entrenamiento de activistas a activistas, de las que tienen más experiencia a las que tienen menos.

-Cuando dice «centro de entrenamiento» no sé bien qué imaginarme. ¿De qué hablamos exactamente?

-El centro de formación en Clichy era un edificio que era teatro arriba y abajo había una sala para Femen. En nuestro caso estuvimos primero en un local social donde teníamos nuestros días y horas para ir a entrenar. Ahora tenemos un espacio propio donde tenemos sala para entrenar, tener nuestras reuniones y demás. Lo que pasa es que no divulgamos la dirección por seguridad.

-¿Temen por su seguridad?

-Recibimos constantemente amenazas, por Facebook es muy típico, a veces de parte de ultracatólicos, a veces de gente de ultraderecha. Por eso, cuanto más puedas proteger ciertos espacios, mejor. Nuestra integridad está por encima de todo. Ya hubo ataques en una sede de Femen en Francia y allí han sufrido agresiones de gente de ultraderecha. Así que debemos ser prudentes. Tampoco nos vamos a esconder, estamos muy orgullosas de lo que hacemos.

-Cumplen dos años en España. ¿Qué han conseguido en este tiempo?

-Hemos conseguido abrirnos un hueco dentro del panorama del movimiento feminista. Hemos conseguido que el grupo sea conocido e identificado, no solo en el ambiente feminista sino en la sociedad en general. Por otro lado, hemos conseguido que se hable de nuestras acciones y que estas acciones tengan un valor en la lucha por los derechos de las mujeres. Nuestras acciones tienen relevancia mediática y suelen generar debate, así que no podemos sino estar satisfechas con el balance.

-¿Cuántas militantes hay actualmente en España?

-Sobre una veintena, más unas cuantas en proceso de formarse para llegar a serlo. Porque es un proceso.

-En términos de acción, ¿cuál es su prioridad ahora? ¿Qué cambios le gustaría propiciar a corto plazo?

-Nuestra prioridad ahora mismo es la paralización de la ley mordaza, y lo que nos gustaría es que dentro de un año no quedara ni rastro de esta ley, y que hubiéramos tenido que ver en ello tal y como ocurrió con la ley del aborto. Para cualquier grupo activista la ley mordaza es un ataque directo, pero también es un atentado contra los derechos individuales.

-España tiene fama de machista. ¿Hay mucho camino por recorrer?

-Creo que sí es un país donde sigue habiendo machismo, pero tampoco soy pesimista del todo, ha habido feministas trabajando durante años, antes de la dictadura, durante la dictadura y en democracia, y han hecho un buen trabajo y hemos ganado muchas batallas. Lo que pasa es que es una batalla continua en la que una no se puede dormir. Sí hay un gran problema en lo que se refiere a la violencia machista, y están los problemas cotidianos, la discriminación laboral, económica y social, además de lo que supone el peso que sigue teniendo la iglesia sobre nuestra sociedad. Ojalá podamos acabar lo más rápido posible con todos esos comportamientos e instituciones.

-La postura de Femen frente a la prostitución y el islam ha sido muy criticada. Hablemos de ello.

-Femen tenía clara desde el principio su postura frente a la mercantilización del sexo, porque surgió en un país, Ucrania, donde la prostitución y el mercado sexual han adquirido niveles enormes. Surgió pues como movimiento abolicionista, porque no reconocemos que la prostitución sea un trabajo, y entendemos que es una forma más de dominación del sistema sobre la mujer, su sexualidad y su libertad. Nuestra postura es muy clara y va a seguir siéndolo.

-¿Y el islam?

-Nosotras tenemos una guerra abierta con el islam como la tenemos con el cristianismo y con el judaísmo, que no aceptamos porque donde empieza la religión termina la libertad, y sobre todo termina el feminismo. Todo lo que es religión es opresión sobre el ser humano, limita la libertad de pensamiento y de expresión porque te marca cómo te tienes que comportar. No podemos estar de acuerdo con ningún sistema que promueva el sometimiento.

-Dicen justamente que las instituciones religiosas, la explotacón sexual y los regímenes totalitarios son sus principales enemigos.

-Sí, porque esos son los tres gigantes por medio de los cuales se ejerce la opresión a las mujeres en el mundo. Resumiendo mucho, la dictadura crea un papel para las mujeres en el sistema en el que las reduce a máquinas cuidadoras y reproductoras.

-Cómo se elaboró el manifiesto?

-Fue escrito por activistas de todo el mundo, de Francia, Suecia, Alemania, México, Canadá, España. Llega un momento en la historia de todo movimiento en el que debe dejar escrita su ideología, y creímos que era el momento. Estamos muy contentas con el resultado, y esperamos que sirva para que crezca el movimiento. Entendemos que a cuantos más idiomas sea traducido a más mujeres y más personas podemos llegar con nuestras ideas. Al fin y al cabo somos un feminismo internacionalista que busca hacerse cada vez más amplio.