VICENT Y JORDI, PADRES DE JOAN

El doble obstáculo de los gais

"Todavía hay parejas homosexuales que tardan más de dos años en regularizar la situación de su hijo", se quejan

Vicent, Jordi y el hijo de ambos, Joan, nacido en el 2009 en Denver.

Vicent, Jordi y el hijo de ambos, Joan, nacido en el 2009 en Denver.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / MAURICIO BERNAL / BARCELONA

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Joan ha tenido hoy excursión y acaba de salir de la piscina, así que es del todo comprensible que cueste arrancarle una sonrisa para las fotos. "Ya sabes cómo son estas cosas cuando están cansados", dice Vicent. Su marido, Jordi, pierde el equilibrio cuando el pequeño, de 5 años, se agarra fuerte a sus piernas. Ipad por el suelo; sin daños. Son las cosas de la paternidad, de sacar adelante una familia día a día. Como la que forman ellos tres. Vicent Borràs tiene 51 años y es profesor del departamento de Sociología de la UAB. Jordi Antón tiene 46 años y es pediatra en Sant Joan de Déu. Se casaron "de penalti" en el 2009, cuando ya estaban embarazados. La criatura crecía en la barriga de una mujer, en Denver.

Para llegar hasta aquí tuvieron que superar un doble obstáculo: el de las trabas administrativas ante una práctica que en España no es legal y además arrastra un considerable tabú social, y el de la homofobia de cuántos no comulgan con la idea de que un niño crezca en un hogar con dos personas del mismo sexo. "Empezamos a informarnos en el 2007. Todas las parejas gais adoptaban, pero nosotros teníamos unos amigos en Nueva York que habían recurrido a la gestación subrogada". Pocos meses después firmaron el contrato con una agencia de Boston que se gestionaba desde una prestigiosa firma de abogados. Les dio confianza. Y "cierta envidia" al comprobar que su propio país no se planteaba abrir el debate a pesar de que dos años antes había aprobado el matrimonio gay, y en algunas comunidades, las adopciones por parte de parejas de gais y lesbianas. En junio del 2008 conocieron vía Skype a Myriam, la mujer que gestaría a su hijo. El óvulo sería de una donante anónima. El semen, de los dos. El que encajara, sería el definitivo. No saben cuál fue el bueno, ni falta que hace. En agosto firmaron los contratos (agencia, abogados, clínica, seguro, mujer gestante) y en junio del 2009 nacía Joan, ciudadano americano hasta nueva orden.

Jordi cortó el cordón umbilical. "Fue muy emocionante. Le dábamos las gracias a Myriam y nos decía que no, que ella era la que estaba agradecida por haberle confiado a nuestro hijo". No pudieron registrarlo con sus apellidos porque el funcionario del consulado pedía el nombre de una madre, así que Joan regresó a casa con un visado de turista. Ya en Barcelona, sí pudieron conseguir el NIE, y a pesar de que interpusieron recurso ante la Dirección General de los Registros y del Notariado no fue hasta finales del 2011, cuando el Gobierno suavizó la legislación, que pudieron arreglar todo el papeleo. "Todavía hay parejas homosexuales que se encuentran con que se pierden sus papeles, y pueden tardar más de dos años en regularizar su situación", advierte Vicent.