Dietas del viajero

Una razón para viajar es conocer diferentes culturas gastronómicas. Lo que pasa es que a veces las comidas exóticas pueden convertirse en un problema de salud. Desde hace tiempo se han desarrollado métodos basados en el ADN para estudiar los microbios del intestino y que sabemos que son importantes para la digestión. Un artículo reciente en Cell, la revista de mayor impacto del mundo, estudia los efectos de cambios rápidos en la dieta sobre la función del intestino que está acostumbrado a convivir con una población de bacterias.

El estudio lo han hecho grupos de EEUU y han colaborado otros grupos, en particular de Bangladés, que contribuyen con material fecal de algunos de sus ciudadanos. Para los experimentos se han utilizado ratones que nunca han tenido contacto con bacterias. Son los llamados ratones gnotobióticos, que se crían de modo que todo su entorno, incluso el intestino, es estéril. Estos ratones no crecen muy bien, lo que confirma que los microbios aportan a la vida. Los experimentos han consistido en introducir en el intestino de estos animales los microorganismos que hay en la materia fecal de personas con dietas diferentes de EEUU, de Malawi o de Bangladés. A estos ratones les han hecho comer primero dietas como las de las personas de las que proceden los microbios y luego las han cambiado por las otras durante ocho días.

Los resultados demuestran que, efectivamente, el cambio de dieta tiene efectos sobre la actividad del intestino y no es de extrañar que encuentren más diferencias cuando los cambios son hacia la dieta de Bangladesh. La cocina india es muy rica en especies y una de ella, la cúrcuma, parece tener una incidencia especial. Su presencia haría que el tránsito intestinal fuera más lento y que se produjeran más ácidos biliares. Estos resultados podrían explicar por qué se utilizan algunas especies y también por qué a veces una comida diferente descompensa nuestras tripas y nos estropea las vacaciones.