Descubriendo Vilassar de Dalt

El municipio del Maresme, donde el arquitecto Rafael Guastavino ensayó las algunas de las técnicas que luego le darían celebridad en Estados Unidos, dedica este fin de semana a divulgar al público su valioso patrimonio arquitectónico

Teatre de La Massa 8 La última obra que realizó Rafael Guastavino en España se encuentra en el municipio de Vilassar de Dalt.

Teatre de La Massa 8 La última obra que realizó Rafael Guastavino en España se encuentra en el municipio de Vilassar de Dalt.

CRISTINA SAVALL
VILASSAR DE DALT

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Vilassar de Dalt, a diez kilómetros de Mataró y a unos 20 de Barcelona, está situado en el mapa turístico por albergar Illa Fantasia, escenario anual de la multitudinaria fiesta diurna del Circuit Festival, uno de los encuentros gay y lésbico con mayor repercusión. Pero más allá de los juegos con flotadores se halla una población milenaria con un excepcional valor patrimonial que documenta su historia.

La localidad del Maresme es este fin de semana la ciudad invitada a la quinta edición del 48H Open House Barcelona, el festival arquitectónico que comienza hoy. Redescubrir las cúpulas y las construcciones con la técnica de la bóveda catalana que el arquitecto Rafael Guastavino levantó en la capital catalana y en el litoral cercano es uno de los objetivos de esta iniciativa, que abre las puertas de 166 espacios de interés.

La elección de la villa del Maresme responde a que cuenta con dos obras de Guastavino datadas en 1881: el Teatre de La Massa y la nave más antigua de la fábrica de Can Manyer, sus últimas edificaciones antes de embarcarse rumbo a Nueva York, ciudad donde dejó un gran legado arquitectónico: desde el mercado del puente de Queens a los interiores abovedados del Metropolitan y de la estación Grand Central, entre ellos el famoso Oyster Bar.

Vilassar de Dalt aprovecha esta oportunidad para descubrir a los visitantes 12 de sus notables riquezas arquitectónicas, como el horno romano de la Fornaca, del

siglo I; las antiguas bodegas; las fábricas singulares que tienen sus raíces en el auge de la industria textil a finales de siglo XIX; el bloque de viviendas sociales de Arturo Frediani que parece un enorme colchón negro, y una serie de casitas, previas a 1881,que lucen sencillos techos de bóvedas tabicadas con capas de ladrillos.

En el recorrido no figura el castillo medieval, con torre y muralla del siglo X, declarado Monumento Histórico Artístico en el año 1931. Se encuentra en el epicentro de Vilassar de Dalt, pero al ser propiedad privada solo abre los patios y el puente del foso al público 11 días al año.

Allí viven los marqueses de Sarriera, que tuvieron un contencioso con el cabildo por que su categoría de Bien Cultural de Interés Nacional, máxima protección patrimonial por parte de la Generalitat, obliga a su apertura unos días al año. «Al final acordamos unas fechas, pero en el calendario previamente pactado no figuraba este fin se semana», dice Benet Oliva, historiador y concejal de Economía de la localidad.

La Massa será, sin duda, el espacio más codiciado. Oliva recuerda las palabras del arquitecto Santiago Huerta sobre esta sala circular y su espectacular cúpula de 17 metros de diámetro. «Es la relación espesor-radio de curvatura más pequeña jamás construida hasta entonces. Solo se vería superada en Alemania en 1920». Oliva valora que esta obra fue el laboratorio donde Guastavino ensayó todo lo que más adelante edificaría en Estados Unidos.

Enric Ortega, técnico del Museu Arxiu, aconseja la visita al yacimiento romano. «Antoni Gironès creó en el 2004 un bello espacio museístico en los hornos de La Fornaca», subraya.