Descubriendo el Camí Ral

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CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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Dos pasteleros amasan harina en la desaparecida fábrica modernista de galletas La Glòria en Badalona. En la siguiente página, mujeres con el pelo recogido, uniformadas con camisas blancas y largas faldas empaquetan, junto a niños y niñas, los dulces en cajas. El recorrido por lo que fue el Camí Ral, la génesis de la carretera de Barcelona a Arenys de Mar, prosigue por las vías del tren cubiertas de maleza en la boca del túnel de Montgat, por tartanas estacionadas frente a una fonda de Tiana a finales del siglo XIX, por los primeros automóviles de dos asientos, con motores de un solo cilindro y volantes sujetados por un largo palo, por viñas, por campos de patatas y por las palmeras recién plantadas en el paseo de Premià de Mar hace 97 años.

'Arran del Camí Ral. De Barcelona a Arenys de Mar (1890-1920)', publicado por Viena Edicions, es fruto de la voluntad y de la entrega de Joan Sala Grau a coleccionar fotografías antiguas del Maresme y del Barcelonès y por investigar datos históricos. "Me licencié de Historia en la Universitat Autònoma de Barcelona a los 70 años", desvela el autor.

El hallazgo de tres cajas con 41 placas de fotográficas de vidrio, de la familia Serraclara que veraneaba en Cabrils, llevó a Sala Grau a iniciar la búsqueda de cristales estereoscópicos, postales, copias en papel a la albúmina y más imágenes de las 21 poblaciones que aparecen en el libro. "En esa casa Salvador Dalí, de niño, pasaba unos días cada verano", comenta el autor, que descubrió esta colección en un anticuario cercano a la plaza de las Glòries, al lado de Els Encants. 

El autor de las 41 placas es el abogado y político republicano Josep Maria Serraclara Costa (Barcelona, 1863-1938). "La definición de las imágenes es extraordinaria, y él, un gran fotógrafo, que compró una cámara a raíz de la Exposición Universal de Barcelona de 1888, cuando la fotografía inició su expansión fuera del ámbito más profesional", explica Sala Grau. Después buscó y rebuscó en muchísimos archivos municipales, pero no encontró nada de "tanta calidad" anterior al siglo XX. "En el de Badalona almacenan 800.000 fotografías, pero ninguna del siglo XIX", pone como ejemplo. De todos modos, insiste en que "afortunadamente" a lo largo del Maresme hay muchos archivos de interés.

LA VIDA COTIDIANA

En total, en este álbum documentado aparecen editadas 250 imágenes inéditas que describen la vida cotidiana, las fiestas y las costumbres de los habitantes que, en su mayoría, se desplazaban en diligencias y en tartanas. En las fotografías de Serraclara aparecen campesinos durmiendo la siesta sobre un carro lleno de paja trigaza, interiores de masiones, masías, iglesias, cazadores entre árboles, automóviles de 1918 conducidos por un chófer y escenasdel baile de la fiesta mayor de Cabrils. Un viaje que comienza hace más de un siglo en la capital catalana para cruzar el Besòs y explorar el Mareme a través del Camí Ral, nombre que deriva de Reial. La actual carretera nacional coincide en muchos tramos con esta vía cercana al mar.

El Camí Ral, según el coleccionista, fue maltratado por las autoridades durante años. "Los ciudadanos consiguieron transformarlo en una enorme fuente de riqueza", asegura. En su libro, Sala Grau señala que a finales del siglo XIX se precisaba de cuatro horas de viaje en carro de caballos. "Este tramo del litoral presentaba entonces dos dificultades a la hora de circular en carruaje. El primer obstáculo era el río Besòs y el siguiente el cerro de Montgat", enumera.

Entre las imágenes destacan la del paseo de la Muralla (actual paseo de Colom de Barcelona), del año 1876, procedente del archivo Sala-Losdijck, y una increíble vista panorámica captada por Nicolau Guanyabens en 1860, que abarca seis kiómetros de tierras de Mataró, que custodia el Museu Arxiu de Santa Maria.