ENSEÑANZA

La desaparición del bachillerato nocturno enciende las protestas

JORDI CASABELLA
BARCELONA

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Cuando los rescoldos del incendio causado por el documento de bases de la ley catalana de educación (LEC) todavía no se han extinguido --aunque las correcciones introducidas en el anteproyecto de LEC han logrado bajar la temperatura del malestar docente--, el anuncio de la supresión del bachillerato nocturno en los centros públicos ha abierto un nuevo frente de protestas contra la Conselleria d'Educació. Sindicatos, padres y estudiantes rechazan la desaparición de esos estudios en régimen presencial y exigen al departamento de Ernest Maragall que reconsidere su decisión. ERC e ICV, socios del PSC en el Govern, también se han manifestado disconformes con la iniciativa, al igual que CiU.

Educació ha adoptado esa decisión de forma unilateral y sorpresiva, en vísperas de la apertura del periodo de preinscripción para el próximo curso académico, ordenando a los centros que no acepten las solicitudes de primer curso de bachillerato en régimen nocturno, una forma de proceder que ha encendido aún más los ánimos. Tres sindicatos, USTEC, ASPEPC y CGT, ya han convocado una huelga que afectará al profesorado del bachillerato nocturno para el próximo 14 de mayo, además de una concentración con los estudiantes en la plaza de Sant Jaume de Barcelona para el próximo martes.

La conselleria argumenta que esa modalidad de estudios está en declive (la demanda ha bajado un 20% en los últimos cinco años) y que las tasas de éxito de los casi 5.000 alumnos matriculados en los 46 institutos que ofertan el bachillerato nocturno no van más allá del 40%.

ALTERNATIVAS

Los recientes cambios normativos introducidos en la etapa, que posibilitarán poder cursar el bachillerato diurno en tres años, un año más que en la actualidad, y la posibilidad de seguir los estudios de forma virtual a través del Institut Obert de Catalunya, se exhiben como razones añadidas que aconsejan la supresión de la modalidad nocturna, que desaparecería por completo, segundo curso incluido, en junio del 2010.

Los detractores de la medida coinciden en subrayar que el carácter presencial de este tipo de estudios, que se compaginan con un trabajo, es "un valor en sí mismo"; vaticinan que habrá alumnos incapaces de superar la etapa formándose a distancia, pues a menudo se hace necesario el apoyo personalizado del profesor, y denuncian que excluirá a los más débiles, los trabajadores que no disponen de formación informática o de conexión a internet.

Buena parte de los que se muestran contrarios a la determinación adoptada por Educació creen que habría que racionalizar la oferta actual, afectada por el descenso de matrícula y el absentismo, pero en ningún caso suprimir de una tacada unos estudios que cumplen con una elevada función social.

La protesta ha movilizado a los cargos directivos de los institutos afectados, que buscan alianzas para mantener la oferta a flote, y, aunque no se han sumado a las movilizaciones, cuenta con el respaldo explícito de CCOO y UGT, que han pedido explicaciones a la conselleria.