LA OCUPACIÓN DE UN ESPACIO PÚBLICO

Quinientos mossos y un centenar de guardias urbanos desalojan el campamento de los indignados de la plaza de Catalunya

FIDEL MASREAL / ANTONIO BAQUERO / Barcelona

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Más de500 mossos y alrededor deun centenar de agentes de laGuardia Urbana han procedido esta madrugada aldesalojo de la acampada de laplaza de Catalunya en una operación conjunta. Alrededor de las 02:15 de la madrugada, variasdecenas de furgones policiales han rodeado la plaza y a través de un megáfono la policía catalana ha advertido a los acampados de que disponían de un plazo de 15 minutos para abandonar el lugar.

Tras recordar a los concentrados laordenanzasobre la utilización del espacio público, les han avisado también de que les objetos de valor que quedaran en la plaza serían intervenidos. Elabandono de la acampada por parte de quienes todavía ocupaban el lugar, alrededor de una cincuentena de personas, se ha producidosin ningún incidente. Algunos de los indignados, unas 15 personas, permanecían en la plaza sobre las 3 de la madrugada sin oponerse al trabajo de los servicios de limpieza, que se han presentado con 40 camiones y congrúas dotadas de cestaspara desmontar las plataformas instaladas en los árboles.

Finalmente, sobre las 3.25 de la madrugada, los últimos miembros de la acampada han abandonado la plaza de Catalunya.

Incumplimiento del acuerdo alcanzado el martes

ElAyuntamiento de Barcelonadecidió ayer, miércoles, pasar a la acción tras agotar la vía del diálogo con los jóvenes que mantenían el campamento en la plaza de Catalunya. Los jovenes incumplieron el miércoles elpactoalcanzado la víspera y no desalojaron el espacio público. La vía municipal ya no era otra que la del desalojo. Elconseller de Interiorconseller,Felip Puig, se mostró favorable a ello y confirmó en Catalunya Ràdio que ya el martes el consistorio le pidió apoyo para llevar a cabo la operación.

El acuerdo al que se había llegado con la Guardia Urbana consistía en que los acampados desmontarían las carpas y los tenderetes y, a cambio, el Ayuntamiento les facilitaría un módulo prefabricado para usarlo de punto de información en la plaza. Pero lo acordado el martes por la tarde y discutido en asamblea de madrugada no fue acatado ayer por la mañana, cuando debían empezar a despejar la plaza.

Caseta de ida y vuelta

A las diez y media de la mañana llegaron los camiones del servicio municipal de limpieza, para facilitar la recogida de trastos. Pero la situación fue esperpéntica: apenas unas decenas de jóvenes cargaron basura y algunos palos en los camiones, seguidos por los medios de comunicación y por los trabajadores de limpieza del Ayuntamiento. Durante la mañana no faltaron las discusiones internas, ya habituales en el grupo. A media mañana, la Guardia Urbana comunicó a los acampados que hasta que no se produjera la limpieza total, no facilitaría el módulo.

El esperpento siguió por la tarde, cuando apareció el módulo prometido pero no fue del agrado de los acampados, que lo consideraron demasiado pequeño. Tampoco se pusieron de acuerdo sobre dónde ubicarlo. A los pocos minutos, la caseta se fue por donde había llegado.

La jornada de ayer fue la que colmó la paciencia de las autoridades policiales. Parecía que el hecho de desmontar el mismo martes dos de las casetas era un indicio positivo. Pero en un grupo tan reducido como inconexo cualquier intento de decisión parece una quimera.

El movimiento de los indignados decidió hace semanas desvincularse de lo que sucede en la plaza de Catalunya a la vista de la degradación de la zona y de los incumplimientos de la decisión de abandonarla.