La mejor nota de Girona, 9,7: "Me sabía la paronimia y habría acertado la catáfora"

David Ramírez quiere ser médico y reparte su tiempo libre entre el básquet y la edición de la Wikipedia

david ramirez selectividad girona

david ramirez selectividad girona / periodico

FERRAN COSCULLUELA / BARCELONA

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Además de un cerebro privilegiado, David Ramírez tiene un cuerpo que destaca sobre la media. Mide 1,90 metros y pesa 120 kilos. Es un jovial grandullón que, como muchos de los de su talla, también es un apasionado del baloncesto. Un deporte que practica regularmente desde los 6 años en el club de básquet de su barrio, Santa Eugènia, en la ciudad de Girona.

Estudiante de los Maristas, este alumno brillante sacó un 9,70 en el examen de selectividad, un poco por debajo del 9,76 que sacó de media en el último curso de bachillerato. “Tengo facilidad para estudiar y también pongo dedicación, aunque hay gente que echa más horas que yo, pero tengo la suerte de que casi todo lo que he estudiado se me da bien y, como me gusta mucho, no me cuesta meterle horas. Eso es una suerte inmensa, que mucha gente no tiene”, reconoce.

Además del baloncesto, otra de sus grandes aficiones es editar en la Wikipedia, una labor voluntaria de la que dice que ha “aprendido mucho”. Su interés enciclopédico aborda diferentes ramas, aunque una de sus debilidades es participar en la wikipedia catalana en temas de básquet.

PASIÓN Y ENTUSIASMO

“Esta actividad me sirve para tener conocimientos de todo tipo”, reflexiona David, que a pesar de su carácter estudioso no se considera un típico empollón que está encerrado todo el día en el laboratorio. Al contrario, es una persona extrovertida a la que le gusta salir con los amigos. Como estudiante, destaca sobre la media, pero en sus buenos resultados también influye la pasión y el entusiasmo que siente por todo aquello que le gusta. Es de los que se vuelcan.

Respecto al examen de selectividad, lo encontró “bastante asequible”, y no cayó en ninguna trampa, ni en la de la famosa paronimia, una figura retórica que cinco días antes del examen explicó a toda su clase. “Tengo una facilidad especial para las figuras retóricas, si el año pasado me llegan a preguntar lo de la catáfora también lo habría respondido bien”, afirma.

Aún así, no se esperaba obtener tan buena nota. “Ni de coña”, admite, aunque reconoce que la prueba fue para él relativamente fácil. En Inglés, por ejemplo, sacó un 10, y en Ciencias de la Tierra dice que bordó el examen. Esta asignatura se le da especialmente bien, como demuestra el hecho de que este año ha ganado la fase provincial de las olimpiadas de Geología, lo que le ha dado una matrícula gratuita en su primer año de universidad.

UNA FACULTAD PIONERA

Quiere hacer medicina en Girona y cree que no tendrá ningún problema porque las notas que ha sacado son superiores a las de corte que exigieron el año pasado. Sabe que en la facultad de Girona utilizan un sistema innovador, en el que se incentiva la investigación de los propios alumnos más que la memorización de los apuntes, por ese motivo, y por la proximidad geográfica, quiere cursar allí los estudios.

“En la primera y segunda promoción, todos los alumnos aprobaron el Mir y obtuvieron plaza”, comenta. “Todo el mundo tenía dudas sobre ese sistema, era muy experimental, en otros países está de moda pero nadie sabía cómo funcionaría aquí”, explica.

Una vocación por la medicina que le surgió cuando tenía unos 14 años, un interés relativamente temprano en el que puede haber influido la profesión de su madre, que es enfermera y trabaja en la Clínica Girona. “Siempre me habían gustado Ciencias, pero no fue hasta esa edad que vi muy claro que quería ser médico”, recuerda.

Entre las especialidades que más le atraen menciona neurología y medicina deportiva, esta última, en gran medida, por su afición al básquet.