Dani el Rojo, 26 años con el VIH

"De 800 presos de la Modelo que se hicieron la prueba voluntariamente en 1986, 797 dimos positivo del VIH y solo tres fueron negativos"

Dani el Rojo se somete a analiticas de control de la enfermedad en Can Ruti.

Dani el Rojo se somete a analiticas de control de la enfermedad en Can Ruti. / periodico

DANI EL ROJO / Barcelona

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El autor de este texto se enteró de que tenía elvirus del sidaen lacárcelen los años 80, en los albores de la epidemia. Nacido en Barcelona en 1962, era politoxicómano y atracador, y ha relatado sus peripecias en dos libros. Pero hoy ha levantado cabeza, es padre de mellizos y trabaja como guardaespaldas de famosos. Con motivo delDía Mundial del Sida, celebrado este sábado, explica aquí su experiencia comosuperviviente.

"A principios de la década de los 80, una plaga que inicialmente se centró en elcolectivo gay, y que lentamente se fue extendiendo a diferentes grupos de la sociedad, provocó la aparición de raros casos deenfermedades infecciosasentre la gente joven. Había nacido un nuevo mal que se llamósida. La enfermedad era oculta, y los pacientes preferían no hablar de ello porque se relacionaba con lahomosexualidady con las conductas adictivas. Pero latransmisiónavanzaba sin tregua y los casos de muerte se multiplicaban.

Fue el famosoRock Hudson, que murió el 2 de octubre de 1985 a causa de esta enfermedad, quien abrió las puertas a la sinceridad y reconoció serhomosexualy estarinfectadopor elVIH(virus de la inmunodeficiencia humana). Aquí se abría una nueva etapa social y de investigación para esta desgraciada enfermedad. En esta misma época, la medicina avanzaba y se comercializaban las jeringuillas de plástico para disminuir la transmisión de infecciones. Estas jeringuillas facilitaron la vida de lostoxicómanos, que se autoadministraban las drogas y se intercambiaban los materiales sin ninguna conciencia del peligro de la transmisión de infecciones. Esto provocó que no solo los homosexuales yhemofílicosse contagiaran del VIH, sino que se produjo un aumento brutal de los contagios entre toxicómanos.

En 1986 yo era un jovenpresoen lacárcel ModelodeBarcelona, politoxicómano de drogas endovenosas. Trabajaba como auxiliar de enfermería y tenía un trato directo con los médicos, en especial con uno al que le concedieron una beca de investigación sobre el sida. Me invitó a colaborar con él para poder conseguir que algunos de los presos toxicómanos se hicieran la prueba y así poder tener una base de datos para su investigación, prometiéndome que no era nada del Departamento de Prisiones, sino de su beca personal, que en ningún momento saldrían nuestros nombres. (...) En pocas semanas reunimos a 800 voluntarios. Y los resultados fueron alarmantes y brutales: 797 dimos positivo del VIH y solo tres fueron negativos"

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