JUICIO A UNA ACTUACIÓN POLICIAL Y MÉDICA

Cuatro policías en el banquillo por la muerte de un joven en Terrassa

Los cuatro policías locales de Terrassa juzgados, ayer en la Audiencia de Barcelona.

Los cuatro policías locales de Terrassa juzgados, ayer en la Audiencia de Barcelona.

EL PERIÓDICO
BARCELONA

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La fiscalía pide diversas penas de hasta cuatro años de cárcel para cuatro policías locales de Terrassa, dos médicos y un enfermero acusados de la muerte de un joven ebrio, que falleció debido a un golpe que se dio en la cabeza al desplomarse al suelo por la bofetada que presuntamente le propinó un agente.

En la Audiencia de Barcelona se inició ayer el juicio por la muerte de Jonathan Carrillo, ocurrida el 16 de octubre del 2009, horas después de ingresar en el Hospital Mutua de Terrassa, que trató su caso como una mera intoxicación etílica.

La fiscalía pide cuatro años por un delito de lesiones y homicidio por imprudencia grave para el agente Jonathan L., que supuestamente abofeteó al fallecido, y dos años y seis meses a los otros tres agentes que intervinieron en el incidente por omisión de perseguir delitos.

El ministerio público también solicita dos años para un enfermero y una facultativa por homicidio imprudente, al no haber practicado al paciente las pruebas que habrían podido detectar la lesión, y eleva la pena a dos años y medio para otra doctora con antecedentes por otro caso de homicidio imprudente.

Según la fiscalía, Carrillo, bajo síntomas evidentes de encontrarse bajo los efectos del alcohol, empezó a increpar a los agentes. Jonathan L., sostiene la fiscalía, le propinó entonces una bofetada que provocó que cayera de espaldas y se golpeara la parte posterior de la cabeza, por lo que quedó semiinconsciente.

Los agentes, según el ministerio público, solicitaron una ambulancia, pero explicaron a los sanitarios que la víctima se había desplomado por su estado de ebriedad, sin mencionar el golpe propinado, que tampoco incluyeron en su atestado.

Jonathan L. negó ayer que abofeteara a la víctima y explicó que este cayó al suelo de espaldas debido a su intoxicación etílica. Todos los agentes imputados declararon que informaron al personal de la ambulancia de la caída sufrida por el joven. El personal sanitario procesado, por su parte, alegó que el paciente no presentaba lesiones evidentes ni tenían referencia de que se hubiera golpeado en la cabeza, por lo que no practicaron el TAC que habría podido detectar la lesión mortal.