CAMPAÑA SHELIOS 2014

¿Cuánto mide una aurora?

Seis estudiantes de bachillerato han ganado becas para participar en una expedición dedicada a estudiar el fenómeno Han visitado Groenlandia e Islandia junto a astrónomos profesionales

Groenlandia 8 Los expedicionarios, incluidos los seis estudiantes.

Groenlandia 8 Los expedicionarios, incluidos los seis estudiantes.

ANTONIO MADRIDEJOS / Barcelona

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«Yo las describiría con una batalla de serpientes de luces rojas y verdes», relata poéticamente Guillem Rivas, uno de los seis jóvenes estudiantes de bachillerato -cuatro catalanes y dos canarios- que esta semana han tenido el privilegio de participar en una singular expedición científica en Groenlandia e Islandia dedicada a la observación y el estudio de las auroras polares, un majestuoso espectáculo que solo puede contemplarse en las latitudes más altas del planeta. En el momento de la conversación telefónica, Guillem y sus compañeros Berta, Ana, Maria, Núria y Miguel se encuentran a unos 150 kilómetros de Reikiavik, en el sur de Islandia. «Las auroras son tan espectaculares que se ven incluso con el cielo lleno de nubes», añade.

La expedición forma parte del proyecto Gloria, un programa europeo de divulgación científica, y de Shelios 2014, una iniciativa encabezada por el Instituto Astrofísico de Canarias (IAC) entre cuyos objetivos está retransmitir a todo el mundo eclipses y otros fenómenos celestes. «No podíamos dejar pasar la ocasión porque nos encontramos en un máximo de actividad solar que tardará en repetirse», comenta Miquel Serra-Ricart, coordinador de la expedición e investigador  del IAC.

Las auroras se forman cuando partículas muy energéticas eyectadas por el Sol a gran velocidad -el llamado viento solar- viajan por el espacio hasta que alcanzan la Tierra y entran en contacto con el campo magnético. En términos sencillos, la mayoría de las partículas son desviadas, pero algunas logran sortear el escudo de la magnetosfera, penetran por los polos y allí chocan con átomos de oxígeno y nitrógeno, lo que  da lugar al luminiscente espectáculo.

Otro de los científicos participantes en la expedición, Josep Maria Bosch, especialista en asteroides, comenta que la actividad del volcán Bárdarbunga no les ha impedido disfrutar del fenómeno. «Los primeros días fueron extraordinarios pese a las modestas previsiones meteorológicas».

«Lo que hacemos son esencialmente experimentos académicos -prosigue Serra-Ricart-. Uno de ellos ha sido intentar que los chavales calcularan las dimensiones de las auroras mediante paralaje». Eso significa que dos grupos se sitúen en dos emplazamientos diferentes y hagan mediciones empleando como referencia algún punto del espacio. «Las auroras que hemos observado se  producían a una altitud comprendida entre los 100 y los 400 kilómetros», dice Rivas.

Los cuatro estudiantes catalanes han sido becados por sendos proyectos de las fundaciones Catalunya-La Pedrera (Catalunya-Caixa) y Cellex, mientras que los dos canarios contaban con una ayuda similar del IAC. Entre sus obligaciones figuraba mantener la web de la expedición y hacer un blog, pero de propina también han podido ver cetáceos, icebergs y un cielo estrellado sin parangón, dice Rivas.

El joven estudiante de Sant Cugat, que en breve cumplirá 17 años, se define como «un apasionado de la ciencia al que le gusta ir un poco más allá de lo que se explica en el instituto». Nunca había visto una aurora. «El primer día fue tan impresionante que hasta se veían reflejadas en el suelo», recuerda ahora con emoción.