INFORME DE LA CRISIS HIPOTECARIA EN BARCELONA 2013-2016

La crisis de la vivienda castiga ahora a las familias realquiladas

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TERESA PÉREZ / BARCELONA

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El derecho a la vivienda hace aguas cuando afecta a los colectivos más vulnerables. Primero fueron los desahucios hipotecarios, después los provocados por impago de alquileres y ahora está emergiendo una nueva problemática: la que afecta a las familias que realquilan una habitación en un piso que ha sido alquilado o es propiedad de otra persona. Son pasos en el proceso de degradación del derecho para tener una vivienda digna.

Estos desahucios encubiertos tienen graves consecuencias, ya que los afectados quedan desasistidos por el sistema de protección social cuando el titular de la vivienda les comunica que no puede continuar alquilándoles el cuarto en el que viven. “Esta realidad no está contemplada en los casos que atiende la Mesa de Emergencia del Ayuntamiento de Barcelona porque cuando se quedan sin habitación no pueden acreditar que vivían allí, ya que el piso está a nombre de otra persona”, ha reconocido Carlos Macías, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), durante la presentación este viernes en Barcelona de un informe de la crisis hipotecaria en la ciudad, elaborado con los 957 casos que ha atendido la entidad durante el periodo 2013-2016.

VACÍO LEGAL

El trabajo, presentado juntamente con el Observatorio DESC y en el que no se incluyen las habitaciones realquiladas, destaca que durante este trienio, basándose en los datos del Consejo General del Poder Judicial, en Barcelona se ordenaron ejecutar 9.876 desahucios, de los que más de la mitad se produjeron en los distritos de Nou Barris y Sant Martí. El 61% afectan a familias con menores, en un 12,7%  de los casos a hogares donde vive una persona de más de 65 años y en otro 12% a una persona con dependencia. La mayoría de las hipotecas contratadas por los afectados (40%) las concedió Catalunya Caixa y el motivo del impago se debió a que el contratante perdió el empleo. El 81% de los desalojos se producen por impago de alquileres.

La PAH reclamó que estas familias realquiladas, cuando se quedan en la calle, tengan los mismos derechos que el resto de afectados por los desahucios. Irene Escorihuela, portavoz del Observatori DESC, defendió la necesidad de regular estas nuevas situaciones “porque en estos momentos existe un vacío legal”.

PRECIOS

No existen cifras sobre este fenómeno, “pero a la PAH están empezando a llegar bastantes casos”, reconoce Macías. La mayoría de los inquilinos que acaban en habitaciones han sufrido otros desahucios previos por impago de mensualidades en el piso que, previamente, tenía alquilado. La casuística por la que los afectados tienen que dejar la habitación es diversa.

En algunos casos el titular de la vivienda les quiere aumentar el precio del cuarto y no pueden hacer frente a la nueva cuota, en otros casos es porque el arrendatario no renueva contrato con el arrendador. Los expertos reconocen que el importe de las habitaciones ha experimentado una notable subida de precios, al igual que ha ocurrido con la viviendas de alquiler.

Un cuarto en el que, a duras penas, malvive toda una familia puede salir por unos 300 euros mensuales en Barcelona. "Como mínimo", apunta Macías, aunque a partir de ahí hay un amplio abanico de tarifas, en las que se suele incluir una parte proporcional por el consumo de agua, luz y gas.

INCIDENCIAS EN LA SALUD

Macías hizo hincapié durante la presentación del informe de la crisis hipotecaria en Barcelona de la incidencia que tienen los desahucios en la salud de los afectados y en la de sus familiares. Recordó que el 49,5% de las personas que pidieron ayuda a la PAH en el periodo 2013-2016, sufrían ansiedad; el 33%, depresión, y el 17,8%, insomnio. Algunas padecían las tres sintomatologías.

Para explicar las consecuencias psíquicas que tiene la pérdida de vivienda, el portavoz de la Plataforma explicó una anécdota: "En una asamblea en la que había un centenar de afectados, una persona sufrió un ataque de  y cuando pedimos si alguien tenía un diazepan y al menos 40 personas levantaron la mano para ofrecerlo".