ESTUDIO DE LA CREU ROJA SOBRE el efecto de la recesión en la gente mayor

La crisis obliga a un tercio de los ancianos a dar apoyo a sus hijos

La ayuda económica es la más habitual, aunque también les dan comida

Un anciano en su casa.

Un anciano en su casa.

CARLOTA MARZO
BARCELONA

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Un tercio de los ancianos de Catalunya se ha visto obligado a ayudar por primera vez a sus hijos en los últimos dos años. La crisis obliga. Así lo certifica el informe sobre el impacto de la recesión en las personas mayores, hecho por el Observatorio de la Vulnerabilidad de la Creu Roja a partir de 647 entrevistas a personas de más de 65 años atendidas por la entidad durante el 2011 y presentado ayer en Barcelona.

Entre las personas mayores que afirman que han tenido que apoyar a sus descendientes, dos terceras partes les han prestado ayuda económica, en tanto que el resto han colaborado aportando comida. Un 6,5% de los consultados han acogido a un familiar en su casa. «Estos datos muestran cómo se está inviertiendo el flujo de solidaridad, y ahora son los ancianos los que prestan ayuda a las generaciones más jóvenes cuando antes era al revés», remarcó en la presentación Josep Marquès, presidente de Creu Roja Catalunya.

«Esta crisis provoca una gran angustia a la mayoría de las personas mayores. Consideran que es la peor que han vivido nunca, porque no ven salida para los jóvenes», afirmó Marquès, quien recordó asimismo que «todo recorte de la política social que afecte a las personas mayores tendrá un efecto dominó en sus hijos y nietos».

LA PENSIÓN NO SOLUCIONA / El estudio advierte de que es falsa la imagen de que los ancianos aguantan bien la crisis gracias a la estabilidad de las pensiones de jubilación, ya que la recesión les hace afrontar cargas inesperadas y los precios de todo son caros. Un 73% de los encuestados dicen haber perdido su capacidad de ahorro. Los hábitos domésticos también han cambiado para reducir el consumo energético, y el 25% de los ancianos no pueden mantener su casa a la temperatura adecuada por no poder pagar la factura.

Debido a la crisis y a las cargas económicas que deben soportar las personas mayores, muchos se tienen que privar de rutinas tan normales como ir al dentista o revisarse la vista, actividades que un 30% de ya no puede realizar. Otra de las carencias a las que debe hacer frente este colectivo es la alimentación, a la que el 30% no pueden dedicar más de 300 euros mensuales, a los que se les suma el coste de la vivienda, de entre 100 y 300 euros. Debido al bajo presupuesto y a elevado precio de los alimentos, un 19% de los ancianos no pueden comprar con regularidad pescado ni carne.