OPINIONES ANTE LA VISITA DEL PONTÍFICE

Creyentes con 'pero'

Los fieles reconocen que el Papa llega a una ciudad en la que ha mermado la fe y culpan de ello a la propia Iglesia debido a sus escándalos y sus contradicciones

MAURICIO BERNAL
BARCELONA

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Aquí, en Barcelona, en la catedral, o a las puertas de la catedral, más bien, por donde van saliendo, mezclados con los turistas, los fieles que han asistido a la misa de mediodía, existe algo similar a un consenso, que, si de enunciarlo en una frase se trata, es más o menos esto: aquí venimos porque creemos en Dios, o en algo, llámese como se llame, que es superior, pero en el Papa no creemos mucho. De ahí para arriba, o para abajo, es el reino del matiz: los que creen mucho, poquito o nada, los que lo esperan mucho, poquito o nada y los que creen (mucho, poquito y nada) que el éxodo de creyentes es culpa de la propia Iglesia. Que ellos se lo han buscado.

Un rincón de la catedral

«Yo vengo con frecuencia a la catedral, y creo en Dios, pero, ¿en la Iglesia? En la Iglesia no creo-dice Purificación Martínez-.Yo con ese tema estoy muy decepcionada, son gente que predica y no aplica, que no imparte justicia. Para esta visita se va a gastar no sé cuánto dinero cuando justo ahora hay una cantidad enorme de gente necesitada, lo que parece no importarles mucho. ¿Menos fieles? Normal. No me extraña».

La catedral de Barcelona pertenece a la categoría de templos que los turistas han hurtado a los creyentes. La escena es la siguiente: la misa celebrándose en una capilla lateral, para una treintena más o menos de personas, y el resto del edificio tomado por franceses, italianos y japoneses dispuestos a llevarse en sus cámaras los detalles del lugar; una metáfora, tal vez, del estado de la fe, un termómetro pedestre del lugar que ocupa la religión, y sobre todo la Iglesia, en la ciudad a la que está a punto de llegar el Papa: un rincón.

«Sí, hombre, claro, claro que soy consciente... Sí. Esto no está en su mejor momento. Las cosas como son». Teresa Soto forma parte del grupo de lossí, pero. Sí: que venga el Papa. Pero:«Pero no sé, parece más una maniobra para promocionar la Sagrada Família, una visita publicitaria. Hay cosas de la Iglesia que no me gustan, y esta es una de ellas».

Elsí, peroes la actitud dominante, y con cierta frecuencia el latiguillo por el que transita la pérdida de la fe; la fe, al menos, en la Iglesia; el pero que explica el éxodo.«La gente se va, claro -dice Isabel Aznar-. ¿Pero cómo no se van a ir, con, por ejemplo, la actitud de la Iglesia con los homosexuales? Digo yo: ¿por qué no se van a poder casar? Yo creo en Dios, claro, pero la Iglesia tiene unas cosas que francamente...».

Y así con el derroche, con los condones, con el aborto, con la pederastia. Sí, pero. Francamente.