en australia

Condenado por primera vez un pedófilo localizado en la red gracias a una niña virtual

Un total de 20.000 hombres han contactado con ella, 1.000 han sido identificados y siete de ellos se encontraban en España

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Un hombre ha sido condenado en Australia por pedofilia gracias a un chat con Sweetie, una niña virtual creada a finales de 2013 por la Fundación Tierra de Hombres para denunciar conductas pedófilas en la red.

Durante diez semanas, un equipo de Tierra de Hombres investigó decenas de salas de chat bajo el perfil de Sweetie, una niña filipina de 10 años. Un total de 20.000 hombres contactaron con ella, la mayoría con intenciones sexuales.

El equipo de la fundación fue capaz de identificar a 1.000 de ellos de 71 países diferentes, siete en concreto en España. Esta información y los registros de chat fueron enviados a la Europol que, a su vez, los compartió con las autoridades policiales de los países afectados.

Como consecuencia, se produjeron varios arrestos y, en Australia, se ha llegado a condenar a uno de ellos. Concretamente a un hombre de Brisbane que según la jueza encargada del caso, Judge Ryrie, no importa que Sweetie sea una niña virtual para imponer una condena.

"Si usted cree que es una niña de 9 años, entonces esa es la ley, eso es suficiente", recoge la sentencia según ha informado la Fundación Tierra de Hombres en una nota de prensa.

YA HABÍA SIDO CONDENADO

El hombre condenado a un año de cárcel ya había sido condenado varias veces por abuso de menores en 1997 y se declaró culpable de los tres cargos: envío fotos obscenas a Sweetie, poseía pornografía infantil y violó las restricciones impuestas por las condenas anteriores, de dos años de prisión y doce meses de terapia para delincuentes sexuales.

Hans Guijt, jefe del proyecto, ha asegurado que el uso del chat supone "un gran avance en la lucha contra esta forma de explotación infantil". Guint ha instado a las autoridades a desarrollar métodos de investigación más activos que den resultados en red. "Queríamos mostrar que es más fácil de lo que parece luchar contra esta forma de explotación infantil y no se puede esperar a que las víctimas presenten un informe, como es habitual en crímenes como la violación u otros delitos sexuales.