Condenado por intentar asesinar a su esposa tras salir con sus amigas

La sentencia ha explicado que el procesado "llegó a proponer para su firma un delirante documento en el que se contenía el acuerdo de tener sexo dos veces al mes y dormir juntos"

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La Audiencia de Sevilla ha condenado a once años y medio de cárcel a un hombre de 65 años que intentó asesinar a su esposa, a la que asestó doce puñaladas, tras esperarla en la puerta de su casa porque la víctima había salido con sus amigas.

Una sentencia de la Sección Cuarta, a la que ha tenido acceso Efe, recoge varios actos de acoso del procesado, como el intento de que su esposa firmase "un delirante documento con el acuerdo de tener sexo dos veces al mes y dormir juntos", según los jueces. Dice la sentencia que la relación del procesado E.R.S. y su esposa "se fue deteriorando progresivamente por la falta de afecto y de empatía del marido", de modo que a principios de 2013 el acusado se trasladó a otra vivienda, aunque seguía acudiendo al domicilio conyugal, del que conservaba las llaves, para las tres comidas.

"Obsesión de control y vigilancia"

El procesado desarrolló una "obsesión de control y vigilancia", de forma que en ocasiones esperaba a su esposa durante horas a la puerta de su casa o dentro de ella para ver cuándo regresaba de sus salidas, o la seguía para ver con quién se encontraba. Este comportamiento movió a la esposa a decidir la ruptura definitiva, que planteó a finales de abril de 2013, tras lo cual el acusado "transfirió el dinero de la cuenta conjunta de la pareja a una de su titularidad exclusiva y persistió en sus conductas de seguimiento".

En este contexto, "llegó a proponer para su firma un delirante documento en el que se contenía el acuerdo de tener sexo dos veces al mes y dormir juntos", además de un croquis con la colocación que deberían adoptar en torno a la mesa la esposa y sus amigos cuando salieran a tomar una copa. Este documento, "como es obvio, fue rechazado" por la víctima, de 66 años.

Explica la sentencia que la noche del 25 al 26 de mayo de 2013 el procesado estuvo esperando en el interior de su automóvil a que su esposa regresara a casa, pues había salido con unas amigas, pero a la 1.45 horas abandonó la vigilancia sin que se hubiera producido tal regreso. A las 9.30 horas del día siguiente, entró en la casa de su esposa, cogió un cuchillo de cocina de 25 centímetros de hoja y, sabiendo que la víctima tomaba somníferos, la sorprendió en la cama y empezó a propinarle puñaladas en la espalda y tórax "con ánimo de acabar con su vida".

Su propósito se vio frustrado porque, a los gritos de la mujer, la hija del matrimonio y su novio acudieron al dormitorio y detuvieron al procesado. Los jueces lamentan que en España no estén tipificadas como delito, al igual que en otros países europeos, "las esperas y seguimientos" como las producidas en este caso, que solo podrían constituir violencia psíquica habitual cuando, por sus circunstancias concomitantes, suponen "un verdadero ataque al equilibrio psíquico y emocional". Pero no cuando producen "un simple sentimiento de incomodidad, molestia, desazón, bochorno o hartazgo".