Cocinando un nuevo futuro para los presos

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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Todo el mundo tiene un pasado, pero hay quien se pregunta si realmente le espera un futuro. Esa sensación rondaba por la cabeza de Antonio López mientras cumplía siete años de condena en un centro penitenciario de Madrid. Hoy, cumplidos los 58 años y «contra todo pronóstico», ha visto renovadas sus ilusiones, su espacio en la sociedad y su horizonte vital, que no hace tanto veía difuminarse sin remedio aparente. 

Antonio esboza una tímida sonrisa al hablar de la «segunda oportunidad» que vive desde que hace poco más de un año y medio comenzara un curso de cocina en el marco del programa Reincorpora, auspiciado por la Obra Social La Caixa y el Departament de Justícia para promover la reinserción laboral y social de reclusos. Un giro copernicano en sus expectativas que le llegaba al cumplimiento de la mitad de su condena coincidiendo con el inicio del periodo de tercer grado, por el que solo debía pernoctar de lunes a viernes en un centro para reos en semilibertad. Llegaban las esperanzas casi en la misma proporción que las dudas sobre cómo iba a ser su mañana. «Si en la calle ya cuesta salir adelante con la crisis, imagina si encima sales de prisión», expone Antonio. 

«Iba a hacer un cursillo de auxiliar de párking: vigilancia, mantenimiento... Pero cuando me propusieron el de ayudante de cocina no lo dudé, porque era vocacional y conseguía algo que siempre me había gustado. ¡Y con cincuenta y pico años!», explica. La oportunidad le llegaba tras completar la mitad de su pena, como respuesta a su buen comportamiento. Aún tiene muy presente las duras condiciones de lo que califica como «doble condena», al cumplirla en un módulo de seguridad, aislado de la mayoría de reos. Pero él no perdió la ilusión «ni en los peores momentos». «Allí dentro me esforzaba día a día para tener un buen comportamiento, cumplir los plazos y obtener los beneficios penitenciarios» recuerda. 

Escaparate

El empeño continuó durante las prácticas que hizo tras completar su formación. «Es el escaparate para que las empresas comprueben que un ex preso puede rendir muy bien. Trabajan con ganas porque están deseando una oportunidad, y el empresario valora incluso más una buena actitud que la capacitación técnica», expone Josep Oms, coordinador del programa Reincorpora.

Antonio está contento por poder ganarse la vida y no depender de la pensión de su padre. Ninguno de sus compañeros conoce su pasado, pero no tendría reparos en explicárselo a estas alturas, cuando ya se siente «integrado» y no teme un hipotético rechazo. Una base que le ha permitido rehacer incluso su vida sentimental. Su autoestima va a más, reforzada además por el acompañamiento que hacen a los reos en su nuevo periplo las asociaciones de ayuda social con las que colabora el programa. Otra de las claves que explican el éxito del plan. «La colaboración de la sociedad es fundamental para facilitar la reinserción laboral de las personas privadas de libertad», explica el 'conseller' de Justícia, Germà Gordó, que acaba de renovar el acuerdo con La Caixa.

Cambio de rumbo

Oms destaca el proceso de selección para afinar en los candidatos que presentan, no solo para cubrir las expectativas de las compañías –«no todos los reclusos quieren trabajar», aduce–, sino además porque deben igualar al menos la feroz competencia que llega desde la calle. Un objetivo que considera cubierto con solvencia por las cifras que arrojan los cinco años que lleva en marcha el programa. «Tenemos una tasa de fracaso del 7% y, por el contrario, más del 55% de las 480 participantes del programa en lo que va de año han logrado un contrato laboral», dice Oms. En este lustro, el 45% de los 2.285 internos que concluyeron el itinerario han encontrado trabajo.

Esa es la ilusión que alberga Mohamed, un chaval de 19 años que también quiere ganarse la vida entre fogones. Antes de iniciar el cursillo, deberá mejorar competencias como el castellano y el catalán, claves para que el cambio de rumbo sea posible. «Quiero ser cocinero, comprar un coche y formar una familia», explica. Mohamed dice estar preparado para aferrarse a la oportunidad que se le brinda, poder «cambiar el pasado» y, como Antonio, dar los pasos para cocinarse un nuevo futuro.