El catalán en las aulas

CiU y PP excluyen el pulso lingüístico de su alianza para los presupuestos

JOSÉ RICO / FIDEL MASREAL
BARCELONA

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Ni a CiU ni al PPC les conviene que la sangre llegue al río en la batalla sobre la inmersión lingüística. Ambos necesitan marcar perfil cara a las elecciones del 20-N, pero ninguno de los dos olvida que los presupuestos catalanes del 2012 -encarrilados en el pacto firmado en julio- nacerán antes de la cita con las urnas. El objetivo ahora es cómo hacer compatible una cosa con la otra. Desde la distancia, nacionalistas y populares aclararon que defenderán hasta el final sus posiciones (uno a favor del modelo educativo y otro en contra), pero que se sentarán a negociar las cuentas cuando llegue el momento. En consecuencia, el Govern presentará hoy el recurso contra el auto judicial y el PPC registrará una resolución que exige cambios en el sistema antes de noviembre.

«Eso habría que preguntárselo a ellos», respondió el jefe de CiU en el Parlament, Oriol Pujol, al ser preguntado por si teme que el partido de Alicia Sánchez-Camacho condicione sus futuros acuerdos al cumplimiento del ultimátum del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC). Los populares habían contestado minutos antes. «En los presupuestos, pondremos por delante la salida de la crisis y la creación de empleo». El PPC tiene asumido que su ofensiva parlamentaria está abocada al fracaso, dado el frente que forman CiU y los grupos de izquierda en defensa de la inmersión. Pero también son conscientes de que a los nacionalistas les costaría, hoy por hoy, hallar un socio de recambio para aprobar las cuentas. «Sin nosotros, habría elecciones anticipadas», advirtió Millo.

La dirección de CDC debatió cómo puede afectarles la posición del PPC, dispuesto a tirar del hilo del conflicto lingüístico. Oficialmente, Pujol señaló que no habrá problema mientras Camacho no mezcle esta pugna con la negociación presupuestaria. Porque, avisó, cuestionar el modelo lingüístico en las escuelas catalanas es «una línea roja, uncasus belli» que no se puede traspasar.

EN EL MISMO SACO / De hecho, buena parte del discurso grave y de trascendencia que pronunció ayer el dirigente convergente tenía que ver con dibujar al PP y al PSOE en un mismo carro: el del ataque a «dos pilares de la identidad catalana». A saber, en palabras de Pujol: «La lengua y el dinero». El segundo «pilar» está relacionado con la reforma constitucional pactada entre socialistas y populares. Al situar al PP contra intereses básicos de Catalunya, en Convergència asumen una consecuencia incómoda. Es con los populares con quienes, en principio, se van a seguir negociando los presupuestos, y, además, será a las puertas de las elecciones generales. Eso sí, tratando de no evitar que se constate que el PPC es el socio preferente. «No hay nada prepactado con nadie», afirmó el portavoz del Govern Francesc Homs, en TV3.

En la dirección de CDC se comentó, entre interrogantes, qué opciones habrá de acuerdo con la nueva ERC de Oriol Junqueras. «Con Esquerra nos deberíamos entendernos en media hora para ciertos temas», afirman en CDC. Respecto al PSC es especialmente complicado, añaden, ya que vive en plena convulsión interna. En un período de indefinición que, argumentan en Convergència, hace dificil considerarlos un socio estable con el que eludir al PPC para dar salida a las cuentas del 2012.

Al menos de momento, CiU tendrá que utilizar la maña para encontrar el punto de equilibrio justo para no romper con un PPC que, en público, aún no enseña todas sus cartas. Por ejemplo, Camacho quiere que los padres sean informados durante la preinscripción de la lengua en que pueden ser escolarizados sus hijos, y que las comunicaciones orales o escritas se realicen en la lengua que escojan. Los conservadores lo llaman el «bilingüismo integrador» o la «conjunción lingüística», y reclaman que las modificaciones no se limiten a los denunciantes, sino que afecten a todo el modelo.

COLABORACIÓN / Pero si, finalmente, se rompiese la cuerda y CiU tuviese que buscar ayuda en la izquierda, el asidero más factible sería el PSC, a juzgar por lo escuchado ayer. Solo los socialistas acompañaron sus reproches de una oferta de futura colaboración. El viceprimer secretario del partido, Miquel Iceta, acusó a CiU «esconder la cabeza bajo el ala por conveniencia», mientras «se llena la boca» defendiendo el catalán. También le instó a reconsiderar sus pactos con el PPC en el ayuntamiento y la Diputación de Barcelona.

ERC denunció que Convergència mantenga vínculos con los populares tras las continuas «agresiones» a la lengua catalana, como el cuestionamiento de la inmersión lingüística o su intento de que «se deje de hablar catalán» en Baleares y la Comunidad Valenciana. ICV-EUiA, sin duda la fuerza más refractaria a colaborar con CiU, se limitó a exigir a los nacionalistas que escojan entre «cohesión social» o el PPC, al tiempo que les recriminó que haya situado al partido de Camacho «en la centralidad» de la política catalana.