MODIFICACIÓN DE LA LEY DE PROTECCIÓN

Catalunya veta el circo con fieras y evalúa incluir al resto de animales

Protesta de Anima Naturalis por la presencia de circos con animales en Tarragona.

Protesta de Anima Naturalis por la presencia de circos con animales en Tarragona.

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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El sector del circo deberá esperar dos años para saber si podrá usar animales domésticos. Esa es la moratoria establecida por el Parlament para que una comisión de expertos dictamine si las condiciones de vida de las especies no salvajes reúnen los requisitos para su bienestar. Y ese es el periodo que la Cámara catalana concederá a las empresas del sector para planificar un futuro sin bestias. La proposición de ley prosperará con los votos favorables que hoy emitirán CiU, ERC, PSC ICVa una propuesta que partió de la asociación animalista Libera!

Los cuatro partidos coinciden en la necesidad de esos 24 meses para adaptar los espectáculos sin especies salvajes. «Es la tendencia que se aplica en Europa, pero optamos por evitar un cambio brusco que hubiera contribuido a estigmatizar injustamente al gremio», expuso desde CiU Marta Pascal. En esa transición cobrará relevancia la comisión de profesionales que abordarán la realidad de animales domésticos desde las vertientes científica (veterinarios, zoólogos y etólogos), jurídica y del propio gremio circense.

Esa evaluación será «una de las grandes aportaciones» de la iniciativa, según el republicano Oriol Amorós, que destacó que el carácter inédito del análisis le convertirá en «referente internacional». Amorós asumió «parte de las quejas» del circo, que reprochan a los políticos que los trámites comenzaran sin contar con su opinión, pero objetó que «mejorará su imagen en la sociedad».

CONCLUSIONES

Hortènsia Grau (ICV) asumió «el error» de no escuchar al sector en un principio -«aunque las conclusiones hubieran sido idénticas»-, y mostró su «sorpresa» por no incluir a Cultura en un debate sobre una arte escénica con tanta solera. Ningún atisbo de asombro sobre el criterio para distinguir especies domesticadas, «habituadas a convivir con los humanos», de salvajes, «las que no están en su hábitat natural». El socialista Jordi Terrades apeló a ese espacio para ilustrar la imposibilidad de conciliar el bienestar animal en un entorno tan diferente de su lugar de origen.

En el extremo contrario, el popular Rafael Luna, que votará en contra de la iniciativa al no hallar respuesta convincente sobre las diferencias «entre un conejo y un tigre». También ignora el motivo por el que se interviene en el circo y no en otros 'shows' con animales, como delfinarios o zoos. En sintonía, Matías Alonso, de Ciutadans, que avanzó su abstención al no ser partidario del veto. «Haría falta un reglamento riguroso que vele por el confort animal y castigue las prácticas que lo vulneren».

Esa era la apuesta del gremio, como reivindicó el director del Festival Internacional de Circo Ciutat de FigueresGenís Matabosch, que habló de«criminalización del sector sin pruebas objetivas sobre el menor maltrato animal». En el polo opuesto, Anna Mulà, vocal de la comisión de protección de los derechos de los animales del Col·legi d'Advocats de Barcelona, que consideró una fórmula apropiada para que el sector se adapte a la nueva realidad y se garantice la protección de la fauna, trasladando «un mensaje pedagógico de respeto a los seres vivos a las nuevas generaciones».