La reforma escolar

'Casting' de maestros

La escuela Congrés-Indians de Barcelona, con solo un año y medio de existencia, elige a sus docentes con un largo proceso de selección

Alumnos del colegio Congrés-Indians, ayer.

Alumnos del colegio Congrés-Indians, ayer.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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Junto al quicio de la puerta, Astrid Ruiz despide, uno a uno, a sus pequeños alumnos. Termina la jornada y los niños, que cursan los dos primeros años de educación infantil (P-3 y P-4), salen disparados hacia el patio. Algunos seguirán jugando allí durante un rato más acompañados, en este caso, por sus padres o abuelos. Balones, triciclos, un columpio y unas grandes piezas de madera.«Good bye»,repite la maestra a los niños que van al espacio de recreo. Estamos en el colegio Congrés-Indians de Barcelona, un centro educativo instalado en módulos prefabricados y fundado hace apenas«año y medio»,explica Ruiz, que es también su directora.

Enclavada en uno de los distritos más populares de Barcelona, el de Sant Andreu, la escuela Congrés-Indians es uno de los colegios públicos de Catalunya donde la responsable del centro tiene potestad para formar a su propio equipo docente, como piden los aspirantes a ser los primeros directores profesionales. Como este, algunas decenas de colegios e institutos de nueva creación en Catalunya eligen también, parcialmente, la composición de su profesorado.

Cuatro nuevas plazas

«Como somos un centro nuevo, nuestras plazas no han entrado aún en la bolsa de concursos por traslado»,cuenta la directora. Así, hasta ahora, los puestos de profesor se han ido cubriendo a medida que ha ido surgiendo la necesidad. En estos momentos, en el centro trabajan seis maestras y para el próximo curso, cuando empezará a funcionar el nivel equivalente a P-5,«harán falta, según los criterios que marca la Conselleria d'Ensenyament, otros cuatro nuevos profesores»,indica Ruiz.

Para escogerlos, el Congrés-Indians organiza, incluso, un pequeño proceso de selección. Con periodo de prácticas incluido.«Somos una escuela que parte de cero, con un proyecto educativo singular, somos una escola viva i activa, y por eso preferimos que nuestro profesorado comparta y crea en el modelo»,argumenta la directora. Los candidatos, a poder ser,«deben tener conocimientos específicos sobre este sistema educativo, basado en el acompañamiento emocional de los alumnos», agrega.

Para las cuatro vacantes previstas en el curso 2012-2013, se presentaron, el pasado noviembre, una cuarentena de aspirantes. Tras una entrevista personal y la presentación de un sucinto currículo, la lista de candidatos se redujo a 12 personas, de las que ocho están haciendo ya una especie destageen el colegio.«Los interesados pasan con nosotros unos días y así pueden ver cómo trabajamos y acabar de decidir si quieren formar parte del equipo», prosigue la directora. Dentro de unas pocas semanas, las maestras del colegio Congrés-Indians decidirán quiénes son sus compañeros el año próximo.«Ocuparán la plaza de docente, pero la propiedad será provisional»,precisa la directora.

Ruiz es consciente de que su situación es, en estos momentos, casi de privilegio.«Dentro de unos años, cuando el colegio complete toda la etapa, las plazas entrarán en los concursos de traslados y, entonces, ya no será posible hacer siempre esta selección», admite.

A ese punto ha llegado, por ejemplo, la escuela Fructuós Gelabert, en el barrio barcelonés del Eixample y también de reciente creación. En marcha desde el curso 2004-2005, el colegio ya imparte clases hasta quinto curso de primaria.«Tenemos la posibilidad de hacer propuestas de comisiones de servicios, pero poco más»,indica el director del centro, Joan Domènech.

Padres comprensivos

¿Comparten los padres esta forma de hacer?«Sí, sin duda», alega Maria Àngels, madre de uno de los pequeños alumnos que corretean por el patio del Congrés-Indians transformado en parque.«Si a mis hijos les enseño en casa a tomar sus propias decisiones, a elegir por sí mismos, no entendería que en el colegio les mostraran lo contrario», agrega, mientras va descascarillando unos cacahuetes para sus dos retoños. Por eso, defiende,«está bien que la escuela pueda elegir al profesorado, porque un proyecto pedagógico que está basado en un respeto a las decisiones del niño requiere de profesores formados para ello».