Carme Barberà: «Hasta la censura se metió con Mary Noticias»

Mary Noticias revoluciona la imagen de las mujeres en el tebeo: trabaja como reportera de tele cuando en España casi no hay teles.

-Yo creo que exageran un poco.   A mí, me daban el guion y yo ni conocía al guionista. A Ricardo Acedo, el primer guionista, lo conocí al cabo de 50 años.

-Espere, ¿cómo salió Mary Noticias?

-Un día Josep Maria Arman, de Ibero Mundial y para quien yo había dibujado Claro de luna, me preguntó: '¿Cómo vas de trabajo?' Me pidió que hiciera un personaje.

-¿Era consciente de que sería estudiado en las universidades?

-No, claro que no. Me la imaginé y salió así: le ponía los vestidos que diseñaba para mí misma. Proponía que hicieran algo que pasara en China o en Japón y Mary se iba a donde fuera para  resolver un misterio.

-No era la historieta romántica al uso.

-No. Había misterios. Tenía un novio que se llamaba Max, un hombre serio, pero luego se iban a París juntos cuando él...

-Sin haber pasado por el altar.

-Max se disfrazaba y era Bruma, que era quien la sacaba de los líos. Había tensión, pero Mary siempre fue fiel a Max. Hasta la censura se metió con Mary Noticias.

-Cuente, cuente…

-Dijeron: 'Esta mujer va muy suelta.  ¿No tiene familia?' Tuvimos que representar que era Navidad, y que Mary iba a su casa. La censura calló y todo continuó igual.

-Yo había leído que se casaban y ella dejaba la profesión.

-¡No! Lo escribieron, peor no es así: un día me llamó Arman y me dijo que no era necesario que dibujara el siguiente guion.

-¿Cómo fue decirle adiós?

-Sentí alivio. ¿Sabe lo que es dibujar cada semana más de 50 viñetas y una portada?

-¿Tiene algo de Carme su personaje?

-Ay, no. Yo hice una vida enclaustrada, dibujando en casa. Al principio, era soltera y trabajaba todo el día. No paré hasta 1998, cunado cumplí 65 años.

-¿Se jubiló?

-No. Se acabó.

-¿Qué hizo después de Mary Noticias?

-Ideé a una maniquí que viajaba. Había bajado de otra galaxia y tenía poderes. Su novio que era arqueólogo…

-¿Se hizo?

-No. No nos cuidaban mucho, a los dibujantes. Empecé a trabajar para una agencia. Yo no conocía a muchos dibujantes porque iba, cogía el guion y adiós. Al ser mujer, no tenía tertulias. Me casé, tuve dos hijos y me quedé en casa dibujando con las criaturas que se me subían al cuello…

-¿Y la agencia?

-Un conocido montó la agencia Bardon de dibujantes, Barcelona-London. Envié muestras y encontré trabajo en Inglaterra.  Luego, trabajé para Francia, Suecia e Italia. Si le cuento todo lo que he hecho… Ya ni me acuerdo.

-¿Siempre dibujó para niñas?

-Sí, pero los niños también lo leían aunque no quisieran admitirlo.

-Perdón y ¿dónde aprendió a dibujar?

-En esta casa vivía toda la familia, había dos tíos que dibujaban. Yo crecí con el olor de la tinta china.

-¿Eran dibujantes?

-No. A los 14 años, empecé a dibujar para una editorial que montó el cuñado de un compañero de la escuela. Luego, mi primo montó otra editorial. Estaban de moda las hadas. Hicimos la colección Carmencita. Las cosas no eran tan difíciles, si alguien quería montar una editorial, lo hacía.