Cáritas Española envía 100.000 euros para socorrer a más de 70.000 refugiados rohingyas

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 Cáritas Española ha contribuido con una partida de 100.000 euros a la petición de ayuda urgente de Cáritas Bangladesh para financiar un plan de emergencia de 30 días de duración para socorrer a 70.650 desplazados forzosos de la etnia rohingya que en las últimas semanas cruzan de manera masiva la frontera desde Myanmar (la antigua Birmania) a causa del estallido de violencia en sus lugares de origen.

   Esta primera intervención humanitaria de la red Cáritas en el terreno se concentrará en la distribución de alimentos y artículos de primera necesidad como arroz, legumbres, aceite, sal, azúcar y agua, según ha informado Cáritas en un comunicado.

   Desde el 25 de agosto, más de 350.000 musulmanes rohingyas han huido del estado birmano de Rajine a Bangladesh, por la ola de violencia que comenzó con una serie de ataques de milicianos rohingyas contra las fuerzas de seguridad birmanas y una contraofensiva militar que ha dejado al menos 400 muertos.

   Según advierte la organización de la Iglesia católica, los desplazados se están distribuyendo en numerosos refugios improvisados, patios escolares o al aire libre.

   Además, si se tiene en cuenta que en torno a 200.000 rohingya ya estaban en el país tras las oleadas similares registradas entre 2012 y 2016, la cifra total podría superar el medio millón de personas, de los que sólo 33.500 residen en campos de refugiados debidamente organizados, según indica Cáritas.

   Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos.

   Según recuerda Cáritas, en 1982, Myanmar aprobó una ley según la cual las minorías étnicas debían demostrar que vivían en el país antes de 1823 para obtener la nacionalidad. La ley reconoce ocho razas y 130 grupos minoritarios, pero niega efectivamente la ciudadanía a los musulmanes de etnia rohingya.

   Al no tener nacionalidad reconocida por ningún Estado, los rohingya son apátridas y sufren, según puntualiza la organización, restricciones legales: su tarjeta de identificación es temporal, carecen de derecho a la propiedad, están obligados a solicitar un permiso para contraer matrimonio, el número de hijos que pueden tener está limitado y no tienen derecho a la educación en ningún grado.