ACCIDENTE EN EL ESPACIO

El carguero ruso sin control entrará hoy en la atmósfera

Despegue del carguero 'Progress', a bordo de un cohete lanzador 'Soyuz 2-1A', el pasado 25 de abril.

Despegue del carguero 'Progress', a bordo de un cohete lanzador 'Soyuz 2-1A', el pasado 25 de abril.

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Rusia anunció ayer que el carguero espacial Progress M-27M, que lleva más de una semana fuera de control, caería sobre la Tierra a primeras horas de hoy, madrugada en España, en un lugar no precisado que dependería obviamente del momento exacto en que se produzca la reentrada en la atmósfera. Roscosmos, la agencia espacial, aseguró en un comunicado que la Progress se desintegrará, aunque no descartó que algún pequeño fragmento pudiera caer en tierra firme. Los especialistas estadounidenses pronosticaron que la caída se produciría un poco después, hacia mediodía, lo que significaría un lugar completamente diferente.

El 25 de abril, el carguero M-27M fue lanzado desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) con víveres y materiales diversos para la Estación Espacial Internacional (ISS). Sin embargo, por un problema aún no definido que aconteció justo al separarse del cohete lanzador Soyuz 2-1A, la nave se desvió de su órbita y nunca llegó a su destino. Mientras seguía orbitando, empezó a dar vueltas sobre su eje a un ritmo de 15 revoluciones por minuto. Los intentos posteriores por retomar el control del carguero fueron infructuosos.

A diferencia de los que sucede con las naves Soyuz TMA empleadas para transportar a los astronautas hasta la ISS (ida y vuelta), las Progress no disponen de escudo térmico que les permita sobrevivir a la fricción con la atmósfera. La Progress M-27M, que pesaba más de siete toneladas en el momento del lanzamiento, aunque unos 1.300 kilos correspondían a combustible, «arderá completamente en las capas densas de la atmósfera y solo algunos fragmentos pequeños podrían alcanzar la superficie de nuestro planeta», dijo escuetamente Roscosmos.

Aunque la agencia asumió que el lugar aproximado de caída no podría precisarse hasta pocas horas antes de llegar a la atmósfera, pidió que no cundiera el pánico porque no había motivos para ello. La desintegración está prevista a una altura de 70-80 kilómetros.

EL CEMENTERIO DEL PACÍFICO

El destino de cualquier carguero Progress, naves que se emplean desde los tiempos de la estación soviética Mir, es acabar muriendo en la atmósfera en el viaje de regreso. Lo que sucede en esta ocasión con la M-27M es que, al no poder controlarla, no se pueden encender los motores para definir el lugar exacto de impacto con la atmósfera. Así, en lugar de caer sobre el llamado "cementerio espacial", una conocida región del Pacífico alejada de tierra firme (lo más cercano es la isla Christmas o Navidad), y prohibir la navegación marítima en la zona, que es lo que se hace habitualmente, hay un pequeño riesgo de que los fragmentos acaben en cualquier continente.

De hecho, según las predicciones del Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial, la nave caerá hacia las 14.30 en el Pacífico, pero cerca de las costas de EEUU, según informa la agencia Efe.

Las Progress tienen un historial impecable con más de un centenar de vuelos exitosos y un único accidente, en el 2011, ocasionado por un problema en el cohete lanzador.

SIN VÍVERES PARA LOS ASTRONAUTAS

Las 2.500 kilos de materiales que el carguero llevaba a la ISS incluían combustible (1.300 kilos), oxígeno (50 kilos), comida (391 kilos), agua (420 litros), ropa, medicinas, baterías, objetos de higiene personal, contenedores para heces, instrumentos científicos, discos duros, cables, purificadores de aire y agua... Aunque los seis astronautas tienen suficientes reservas, no dispondrán de más suministros hasta el 19 de junio, cuando se acople a la ISS la nave sin tripulación Dragon, de la empresa SpaceX.