SEVERA PERSECUCIÓN DEL FRAUDE EN LAS AULAS

A la cárcel por copiar exámenes

China impone penas de hasta siete años de prisión a los estudiantes tramposos

Émulos de 007 8Los estudiantes tramposos usan sofisticados ingenios para copiar, como unas gafas con cámara oculta, un sistema de transmisión bajo la ropa, un bolígrafo transmisor o unos auriculares receptores.

Émulos de 007 8Los estudiantes tramposos usan sofisticados ingenios para copiar, como unas gafas con cámara oculta, un sistema de transmisión bajo la ropa, un bolígrafo transmisor o unos auriculares receptores.

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Siete años de cárcel parecen excesivos para una chuleta artesanal o un vistazo furtivo al pupitre vecino. Pero el caudal de noticias policiales que sucede a los grandes exámenes en China dibuja un cuadro con artilugios de tecnología punta, mafias organizadas y fraudes masivos que torpedea la competencia justa para el que usa los codos y arruina su milenaria tradición meritocrática. No se han escuchado voces contrarias a la reciente reforma. Si las leyes son entes cambiantes que solucionan nuevos problemas sociales, algunos creen que esta ya llegaba tarde.

Las trampas en los exámenes de escala nacional son ya considerados como crímenes. Aquellos que copian, utilizan sustitutos en las pruebas o forman parte de la trama sufrirán multas y penas de cárcel de hasta tres años. Eso incluye a los padres, cuya preocupación por el futuro de sus retoños sobrepasa a menudo la ética. Las penas podrán alcanzar en los casos más graves los siete años. De la reforma se espera que tenga poderosos efectos disuasorios, purifique el ecosistema, mejore la integridad personal y establezca una correcta atmósfera social, ha explicado un profesor de la Universidad de Ciencia Política y Derecho de China.

Un recorrido por la prensa de los últimos años tras la temporada de exámenes acredita que el país, como pretende su Gobierno, evoluciona rápidamente de las manufacturas baratas a la alta tecnología. Micrófonos camuflados en los oídos, minicámaras en las gafas o dispositivos de escucha atados a una camiseta que podrían servir al FBI forman parte del último material aprehendido. La pregunta es evidente: por qué jóvenes con ese talento, creatividad y esfuerzo no le dan un par de leídas a los apuntes.

Hace ya tiempo que los profesores se juzgan insuficientes para luchar contra ese arsenal. Miles de policías son desplegados en cada convocatoria masiva con técnicas de contraespionaje para escanear las comunicaciones e identificar las sospechosas. Unas masivas transmisiones captadas en una frecuencia prohibida en China permitieron descubrir recientemente a más de 2.400 personas con micrófonos que optaban a la licencia de farmacéutico en Xian.

La policía de la provincia de Henan recibió la ayuda desde el cielo de un par de drones valorados en decenas de miles de euros. Los artilugios estaban dotados de baterías de larga duración para volar a una altura de 500 metros e identificar el origen de las transmisiones ilegales.

En Pekín no se han permitido los relojes con conexión a internet como el Apple Watch y la provincia norteña de Jilin prohibió acceder a las aulas dos años atrás con cualquier objeto metálico, incluidos los cierres de los sujetadores.

La selectividad

La temporada alta coincide con el gaokao o selectividad. Supone el Rubicón para el estudiante chino, el que le condenará a un trabajo físico o le proporcionará el salvoconducto a la élite. El pasado año se repartieron siete millones de plazas universitarias entre diez millones de solicitantes, pero solo las calificaciones más altas abren las puertas de las mejores. Beida o Tsinghua son los ansiados caladeros de multinacionales o trampolines políticos. Y ese clima de extrema competencia estimula los atajos. Miles de estudiantes, profesores, padres y funcionarios han sido detenidos en los últimos años. Un periodista se infiltró en una banda que alquilaba a brillantes estudiantes para que sustituyeran en los exámenes a sus clientes a cambio de un millón de yuanes (casi 150.000 euros).

El presidente, Xi Jinping, emprendió tras subir al poder tres años atrás una campaña contra la corrupción sin precedentes en China que ha barrido a miles de miembros del partido. La reforma del Código Legal Criminal llega en las vísperas de las oposiciones para 27.000 puestos de funcionarios, la mayor convocatoria en más de una década. La cárcel para estudiantes sigue esta lógica: no se puede esperar ética en el trabajo de quien lo ha conseguido con trampas.

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