EFECTOS DE LAS ERUPCIONES

El cambio climático detiene 18 siglos de enfriamiento del mar

Erupción del volcán Cleveland, en las islas Aleutianas, fotografiada desde la Estación Espacial Internacional.

Erupción del volcán Cleveland, en las islas Aleutianas, fotografiada desde la Estación Espacial Internacional.

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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El agua de los océanos llevaba al menos 1.800 años enfriándose de manera suave pero constante, fundamentalmente por efecto de grandes erupciones volcánicas, hasta que el calentamiento global surgido de la revolución industrial revirtió la tendencia y ahora la temperatura aumenta a un ritmo nunca visto en todo el periodo. A esta conclusión ha llegado un estudio internacional, con participación del CSIC, que ha reconstruido la historia climática de los océanos a partir de 57 análisis parciales realizados en los últimos años en diversas regiones del planeta. Los detalles de la investigación se publicaron ayer en la revista Nature Geoscience.

«La Tierra se calienta hoy en día casi 20 veces más rápido de lo que se enfrió durante los últimos 1.800 años», escribe Michael Evans, coautor del estudio y profesor asociado en la Universidad de Maryland, en EEUU. «Este estudio pone de relieve verdaderamente los efectos profundos que estamos teniendo en nuestro clima actual», añade.

Los trabajos de reconstrucción son complejos porque, obviamente, en épocas pasadas no había termómetros y mucho menos en el mar, por lo que los resultados se obtienen a partir de análisis de sedimentos. Los autores calculan que la temperatura de la capa superficial del mar descendió entre 0,4 y 0,5 grados en el milenio anterior a 1800.

En comparación con la atmósfera, los océanos pueden absorber mucho más calor sin que su temperatura varíe de forma acusada. Y es justamente por esta capacidad para amortiguar tendencias del clima a corto plazo y otros efectos pasajeros por lo que sus aguas son muy interesantes para observar tendencias. Si ahora la temperatura del agua está ascendiendo tan rápido, insisten los autores, es porque algo realmente importante está sucediendo.

Para averiguar las causas del enfriamiento detectado antes de 1800, los investigadores recurrieron a modelos (simulaciones informáticas) y analizaron cómo afectaban a la temperatura superficial del mar diversos factores. Así, descubrieron que solo las erupciones volcánicas mostraban una tendencia al enfriamiento que coincidía con la hipótesis que planteaban. Ni siquiera las variaciones en la órbita solar.

Reflejar la radiación

Las pequeñas partículas que los volcanes expulsan a la atmósfera tienen la capacidad de reflejar la radiación solar, por lo que funcionan como mecanismo de enfriamiento. En 1991, por ejemplo, a raíz de la última gran erupción del Pinatubo, en Filipinas, la tendencia al alza de la temperatura mundial cambió y se observó al año siguiente un efecto negativo de varias décimas. Eso sí, las erupciones suelen ser fenómenos de una influencia limitada en el tiempo.

Ahora, no obstante, los autores explican que cuando las erupciones se agrupan en un periodo relativamente corto, su fuerza es tan grande que pueden llegar a tener efectos prolongados. «El estudio demuestra que cuando las erupciones son más frecuentes producen un enfriamiento del océano a largo plazo», explica Helen McGregor, geóloga de la Universidad de Wollongong (Australia) y principal autora del estudio.

El análisis ha observado una tendencia general al enfriamiento antes del siglo XIX, pero con un momento álgido entre 1600 y 1800, coincidiendo con la llamada Pequeña Edad del Hielo, lo que avala que esta época fría, documentada profusamente en la Europa continental, fue un fenómeno de escala planetaria.

Belén MartratInstituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua

Evans concluye que el conocimiento de las causas que forzaron ciertos cambios en las temperaturas de los océanos en el pasado puede ayudar «a entender los cambios del futuro». «Necesitamos más estudios que combinen la observación y la simulación de modelos climáticos para entender mejor el papel de los océanos en el calentamiento global», puntualiza. Y en cuanto a la posibilidad de reactivar artificialmente la actividad volcánica para acabar con el cambio climático, los autores son claros: «Eso va mucho más allá de nuestra experiencia. Podría ser algo impredecible e incontrolable».