HERRAMIENTA PARA EL ESTUDIO DEL UNIVERSO

Colores del cosmos oscuro

La cámara PAU, instalada en el telescopio William Herschel.

La cámara PAU, instalada en el telescopio William Herschel.

MICHELE CATANZARO / BARCELONA

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Un dispositivo enteramente hecho en España se acaba de unir a la carrera para entender por qué el universo se está expandiendo cada vez más rápidamente y qué es la misteriosa energía oscura que propulsa esta expansión. La cámara PAU (Física del Universo en Aceleración, en las iniciales inglesas) se estrenó el pasado 3 de junio en el telescopio William Herschel de La Palma. PAU es el último de una media docena de artilugios parecidos repartidos en el mundo. Su singularidad reside en sus 46 filtros, que le permiten fotografiar el cielo en otros tantos colores, frente al récord anterior de 18. Otra particularidad es que se fabricó enteramente por centros de Barcelona y Madrid, todo un hito de virtuosismo científico, ya que proyectos de este tipo suelen contar con muchos centros internacionales.

OBSTÁCULOS / Los científicos han alcanzado el resultado tras una larga carrera de obstáculos - el estreno se esperaba en el 2012 - marcada por retos tecnológicos y burocráticos y la aparición de un proyecto de nombre casi idéntico (Javalambre-PAU), en preparación en Aragón. El instrumento ha costado 3,5 millones de euros en los seis años de gestación. Este año, la cámara estará instalada en el centro del telescopio durante un puñado de noches, para su puesta a punto. En el 2016 debería producir datos científicos, pero aún está en el aire durante cuántas noches.

En 1998, dos grupos de científicos descubrieron la expansión acelerada del universo observando el movimiento de estrellas lejanas, lo que les valió un Nobel. Este fenómeno se explica solo con una energía oscura (desconocida) cuya existencia supuso por primera vez Einstein. Desde entonces, se han lanzado decenas de experimentos para entender la expansión y cuándo empezó. El método principal se llama desplazamiento hacia el rojo: la expansión causa que las galaxias se alejen de la tierra. Por esto, su color cambia de la misma manera que el sonido de una ambulancia que se aleja. Analizar la luz de las galaxias permite deducir información sobre su alejamiento. PAU lo hace sacando 46 fotos distintas de cada galaxia, cada una con un filtro que selecciona un rango de color. «En los últimos 30 años se han obtenido espectros [perfiles de color] de tres millones de galaxias. PAU puede sacar entre 30.000 y 50.000 en una noche», explica Enrique Gaztañaga, investigador del Institut de Ciències de l'Espai (ICE-CSIC/IEEC), uno de los miembros catalanes del proyecto. PAU saca fotos de menor precisión que otros instrumentos (los espectrógrafos), pero puede capturar más objetos y más lejos (hasta 2500 millones de años luz), lo que equivale a explorar tiempos más remotos del universo.

PAU dispone de una innovadora estructura de fibras de carbono para montarlo y desmontarlo en el telescopio, que no está dedicado solo al proyecto, como ocurre con otras cámaras. Como mucho, podría funcionar 100 noches por año, la cuota que le toca a España en el telescopio Herschel. De esta manera, alcanzaría en cinco años un mapa del universo suficientemente grande para sacar conclusiones decisivas sobre la expansión. Sin embargo, Gaztañaga reconoce que otros proyectos españoles pedirán compartir el tiempo disponible. Además, dentro de tres años el espectrógrafo WEAVE competirá por el mismo tiempo. «Lo que haremos seguramente será conseguir datos esenciales para otras cámaras», explica Gaztañaga.

RETRASOS / «El proyecto empieza mucho después de lo esperado, pero sigue siendo muy interesante. Otros dispositivos no podrán analizar sus datos sin medidas esenciales que hará PAU», afirma Konrad Kuijken, responsable de la cámara OmegaCam, sin vinculación con PAU. En los orígenes de PAU, el telescopio aragonés de Javalabre era uno de sus destinos posibles. Sin embargo, en el 2009 los promotores se dividieron sobre la gestión de los datos, según explica el director de PAU, Enrique Fernández, del Institut de Física de les Altes Energies (IFAE). Finalmente, PAU se fue a Canarias y Javalambre prepara un dispositivo homónimo con el Reino Unido y Brasil.

La burocracia tampoco ayudó. «Tardamos más de un año y medio en comprar los filtros, aunque tuviéramos dinero para hacerlo», lamenta Gaztañaga. Finalmente, el sistema que mueve los filtros fue un gran reto tecnológico. Pero Fernández está orgulloso de haber superado las dificultades y dice que los retrasos son normales. «Cuando haces una cosa por primera vez, siempre te encuentras problemas», concluye.